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La inmigración china y el islam radical chocan en Argelia

Argelia es el país norteafricano que acoge a la mayor colonia china y es también la cuna de la rama magrebí de Al Qaeda. En diciembre de 2007 los salafistas argelinos se declararon vasallos de Osama Bin Laden.

Mucho antes de que el régimen de Pekín reprimiera a los uigures musulmanes, los chinos habían sido objetivo de atentados en Argelia.

Tres trabajadores chinos, que construían la autopista Este-Oeste, estuvieron a punto de ser secuestrados en junio de 2007. Seis meses después los guardias comunales (paramilitares) repelieron a tiros -uno de ellos murió- un ataque contra los albañiles chinos que construían viviendas en Boumerdes, al este de Argel.

A mediados del mes pasado 18 gendarmes -24, según los diarios En Nahar y Echourouk- fueron abatidos tras haber escoltado a un grupo de trabajadores chinos que construyen la autopista transversal. Es el mayor atentado perpetrado en Argelia desde principios de año.

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"Las personas e intereses chinos en la zona ya eran blanco genérico de Al Qaeda en el Magreb", recuerda Fernando Reinares, investigador en terrorismo islamista del Real Instituto Elcano. "Ahora se subrayaría su carácter de blanco específico". Pero, precisa, "atentar contra los blancos internacionales en el norte de África es una cuestión más de oportunidad que de iniciativa deliberada".

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La amenaza contra los intereses chinos se produce en un contexto de incremento de la violencia terrorista. A mediados de la semana pasada el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia -el país con más colonia en Argelia después de China- advirtió en su web del "riesgo de aumento de las actuaciones terroristas sobre todo en Cabilia y en varias provincias del noreste".

Los lazos políticos entre Pekín y Argel son antiguos y excelentes. Ya en los tiempos en que el Frente de Liberación Nacional luchaba contra el colonialismo francés, la China revolucionaria le apoyaba.

Los lazos económicos tardaron, no obstante, cinco décadas en ahondarse. La crisis de la vivienda y el déficit de infraestructuras abrieron las puertas de Argelia a las constructoras chinas a principios de esta década. Más tarde las empresas chinas lograron contratos en el ámbito energético como la reconstrucción de la refinería de Skikda.

La última estadística oficial divulgada en 2007 señalaba que había 7.695 chinos, pero otras fuentes indican que son al menos 30.000, en su gran mayoría trabajadores de las 40 empresas afincadas en Argelia. Empieza, no obstante, a surgir un comercio minorista en manos chinas.

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