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Los insurgentes matan a 28 policías en una nueva jornada de violencia en Irak

Los rebeldes sabotean dos oleoductos cerca de Basora, en el sur del país

Ramón Lobo

Un día especialmente trágico para la policía iraquí, un cuerpo que EE UU trata de potenciar y que la diversa insurgencia considera colaboracionista: 28 de sus miembros resultaron ayer muertos. Catorce en un atentado contra una academia en Kirkuk, al norte del país, donde kurdos, turcomanos y árabes se disputan el control político y sus inmensas riquezas petroleras. Otros 12 perdieron la vida en una fallida operación contra rebeldes en Latifiya, a 30 kilómetros al sur de Bagdad. Otros dos agentes murieron en Mosul. Cerca de la ciudad sureña de Basora, dos oleoductos sufrieron sabotajes.

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El atentado de Kirkuk, ciudad situada a unos 300 kilómetros al norte de Bagdad, se produjo cuando los policías salían de las clases y se disponían a regresar a casa. Un automóvil cargado de explosivos se aproximó a gran velocidad y explotó antes de alcanzar el muro exterior del edificio. El general Torhan Abdul Rahman Yusif afirma que perecieron 20 personas (14 de ellos agentes) y que otras 36 resultaron heridas. Entre el amasijo de hierros de coche bomba quedó seccionada la cabeza barbada del presunto suicida. Decenas de ambulancias llegaron al lugar para evacuar a los heridos y retirar los cadáveres. Numerosos vehículos aparcados ardían sin control. La policía acordonó la zona provocando escenas de desesperación y rabia entre los familiares, quienes estuvieron cerca del amotinamiento. Los agentes efectuaron disparos al aire para calmar la situación.

La situación en la ciudad es muy tensa desde la caída del régimen. Los kurdos la reclaman como parte inseparable de su zona autónoma. Durante el Gobierno de Sadam Husein más de 250.000 kurdos y turcomanos fueron expulsados de esta zona petrolera (produce cerca del 60% del crudo nacional) y sustituidos por decenas de miles colonos árabes suníes. El Gobierno de Ayad Alaui no parece dispuesto a renunciar a su control.

Los coches bomba son utilizados habitualmente por la resistencia. Resultan sencillos de fabricar, fáciles de mover entre un tráfico caótico y el impacto psicológico es brutal. Los preparativos, transporte y detonación posterior no precisan de la implicación de más de seis personas, según fuentes relacionadas con la seguridad. A veces se trata de automóviles aparcados en lugares estratégicos que se explosionan mediante el uso de un temporizador (así han tratado de asesinar a ministros y a miembros del antiguo consejo provisional). Pero las más están conducidos por un suicida al que su organización garantiza el sostén económico de su familia y el fanatismo, un lugar destacado en el paraíso.

Horas antes de ese atentado de Kirkuk, fuerzas norteamericanas de la 2ª División de Infantería lanzaron un fuerte ataque en la localidad de Talafar, a 50 kilómetros al oeste de Mosul, también en el norte. El objetivo era una vivienda en la que sospechaban se escondía una partida de insurgentes. Éstos respondieron al ataque con granadas anticarro y fusilería diversa y se entabló un intenso tiroteo que causó la muerte de 11 personas (al menos nueve de ellas civiles confirmados por fuentes hospitalarias). El Ejército estadounidense capturó a un rebelde y mató a dos.

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Los mandos norteamericanos sostienen que Talafar es "un centro de actividad anti-iraquí", nuevo eufemismo en boga que evita pronunciar la palabra maldita: resistencia. Según EE UU, los insurgentes utilizan Talafar como puesto de paso entre la frontera Siria y el triángulo suní. En el combate de ayer, la infantería solicitó apoyo aéreo. Un helicóptero que acudió en ayuda de las unidades terrestres se desplomó, no se sabe si alcanzado. Los dos pilotos resultaron heridos pero pudieron ser rescatados. También en Mosul, dos agentes, un padre y su hijo murieron a balazos, según fuentes policiales.

En Bagdad, varios proyectiles de mortero cayeron por la mañana dentro de la zona verde, ocupada por la gigantesca embajada de EE UU y las oficinas del Gobierno. No hay noticias de heridos, pero el objetivo es demostrar a los norteamericanos y sus aliados locales que pueden atentar en el corazón de la capital. Las explosiones tuvieron lugar cuando el Consejo iraquí se disponía a celebrar una reunión en la que nombraron cuatro vicepresidentes.

A última hora se conoció el desastroso resultado de la operación de Lafitiya, que junto a su vecina Mahmudiya se han convertido en un centro de actividad terrorista. Bandas de insurgentes y bandidos, se reparten los asesinatos o el botín de los secuestros de occidentales e iraquíes. Es la zona en la que fueron secuestrados los dos periodistas franceses y asesinados en noviembre siete agentes españoles del CNI. En esta operación, que tenía por objetivo capturar a miembros de estas bandas, perecieron 12 agentes y tres resultaron heridos.

Por otra parte, dos oleoductos volvieron ayer a ser objeto de sabotajes en las cercanías de la ciudad sureña de Basora. Los ataques no afectaron a la exportación de los cerca de dos millones de barriles de petróleo diarios.

Bomberos iraquíes trabajan en la extinción de un fuego provocado por un sabotaje contra un oleoducto cercano a la ciudad de Basora.
Bomberos iraquíes trabajan en la extinción de un fuego provocado por un sabotaje contra un oleoducto cercano a la ciudad de Basora.REUTERS

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