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Reportaje:

La izquierda prepara el ajuste de cuentas

Los socialistas franceses deberán afrontar una dura pugna por el poder entre Royal y la vieja guardia tras su derrota en las legislativas de hoy

El exceso de euforia puede pasarle factura a la derecha gubernamental francesa. La arrolladora victoria, el pasado domingo, de los candidatos de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) y sus aliados en la primera vuelta de las legislativas, podría no acabar de concretarse del todo hoy, en la segunda vuelta, si la oposición de izquierdas consigue movilizar a sus desencantados votantes, que hace una semana se quedaron en casa. Para ello, el Gobierno del presidente Nicolas Sarkozy y el primer ministro François Fillon les ha echado una mano: el anuncio de una posible subida de cinco puntos sobre el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), para financiar el déficit en las prestaciones sociales.

Los últimos sondeos conceden a la mayoría presidencial de Sarkozy hasta 463 diputados
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El pasado domingo, en algunas de las zonas donde la candidata socialista Ségolène Royal consiguió sus mejores resultados en las presidenciales del pasado 6 de mayo, la abstención superó ampliamente el 50%. Pero el cansancio de esta larga campaña electoral, que hoy se cierra con la cuarta cita con las urnas en menos de dos meses, no augura muchas esperanzas para las huestes de la izquierda. Para darle la vuelta a la ola azul -el color de la UMP- será necesario algo más que la movilización de los abstencionistas, porque además de desmoralizados, los candidatos del Partido Socialista (PS) ya no esconden que el ajuste de cuentas interno y la lucha por el poder ya ha comenzado.

Los candidatos de la UMP y sus aliados superaron el 45% de los votos en la primera vuelta. La totalidad de la izquierda apenas llegó al 39%. La extrema derecha del Frente Nacional (FN) se hundió estrepitosamente, cayendo a menos de un 5%. La derecha se hizo con 109 diputados de los 577 que tiene la Asamblea Nacional, tras conseguir la mayoría absoluta en sus circunscripciones. La izquierda, sólo con uno. La abstención alcanzó una cifra récord del 39,57%. Los últimos sondeos conceden a la mayoría presidencial de Sarkozy entre 401 y 463 diputados y a la izquierda entre 95 y 174. A principios de semana algunas encuestas le daban a la derecha más de 500 escaños.

El calendario que sitúa las legislativas tras las presidenciales y por un mismo mandato ha tenido efectos devastadores para el resto de las formaciones políticas. El Movimiento Demócrata (MoDem) del centrista François Bayrou sólo sigue vivo en seis circunscripciones. Bayrou tiene casi asegurado su propio escaño, después de la generosa retirada del candidato de la UMP, y probablemente obtenga uno más. Nada para los casi siete millones de votos que obtuvo en la primera vuelta de las presidenciales. Los comunistas perderán con toda seguridad su grupo parlamentario. Se necesitan 20 diputados. Pero respecto al 4,7% que obtuvieron en la primera vuelta, los ocho o 10 escaños que pueden conseguir suponen una rentabilidad extrema.

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En la casa socialista todo parece dispuesto para que el lunes comiencen los ajustes de cuentas. Si en los días que siguieron a la derrota de Royal ya se escucharon las primeras críticas por parte de sus derrotados adversarios en las primarias, concretamente de Dominique Strauss-Khan, esta semana se ha producido un salto cualitativo. Por primera vez se han enfrentado Royal y el primer secretario del PS, François Hollande, padre de sus cuatro hijos y hasta ahora compañero sentimental.

Las discrepancias entre ambos eran conocidas, pero se mantenían en sordina. La ex candidata socialista anunció el martes que había telefoneado a Bayrou para proponerle un pacto ante la segunda vuelta. No pasó ni una hora antes de que Hollande la desmintiera abiertamente con una buena dosis de ironía. "No he prohibido a nadie llamar por teléfono", dijo. Allí donde sea posible, añadió, los candidatos socialistas se mantendrían en la segunda vuelta frente a la derecha. Pareció que se abría la veda. Las críticas contra Royal llovieron de todos lados. Finalmente, fue el diputado socialista Manuel Valls quien dejó las cosas claras: "Estoy harto de que la vida política, y especialmente la de mi partido, gire en torno de la vida de una pareja", dijo.

Nunca había cotizado tan a la baja el futuro del PS como en esos momentos. Pero la importancia del envite de arañar el máximo de escaños y la inesperada ayuda de la derecha anunciando el "IVA social" provocaron un cambio de escenario. Quedaba claro que Ségolène Royal quiere hacerse con la dirección del partido y que para ello necesita que se convoque un congreso extraordinario antes de fin de año. El ordinario está previsto para el otoño de 2008. También quedaba claro que Hollande intentará mantener el calendario y seguir al frente de la formación.

El papel que en el futuro puedan jugar algunos de los elefantes socialistas depende de como salgan hoy de las urnas. Ni Hollande ni el ex primer ministro Laurent Fabius van a tener problemas para conservar su acta de diputado. Pero Strauss-Khan lo tiene muy difícil; fue batido en la primera vuelta por una presentadora de televisión nueva en política. En la derecha la sorpresa sería que el viceprimer ministro Alain Juppé no consiguiera ganar en su circunscripción de Burdeos, ciudad de la que es alcalde. Fillon estableció que los ministros derrotados en las urnas deberían dejar su puesto. Seis pasaron en la primera vuelta, incluidoFillon. Quedan cuatro.

La candidata del Partido Socialista (PS) francés en las pasadas presidenciales, Ségolène Royal, y el primer secretario del PS, François Hollande.
La candidata del Partido Socialista (PS) francés en las pasadas presidenciales, Ségolène Royal, y el primer secretario del PS, François Hollande.AP

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