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La izquierda resucita en Perú

Tras casi dos décadas de perfil bajo, una candidata moderada apunta a ganar la alcaldía de Lima en los comicios de este domingo

Lima, capital y hogar de casi un tercio de la población de Perú, se apresta a elegir alcalde para los próximos cuatro años y, cualquiera que sea el resultado de los comicios regionales, provinciales y distritales de este domingo, se tratará de una elección histórica. Los sondeos dan por descontado que, por primera vez, el electorado limeño elegirá para el cargo a una mujer. Más significativo incluso sería que la ganadora sea Susana Villarán, la candidata del partido de izquierda Fuerza Social, quien según las últimas encuestas publicadas (la ley peruana impide la difusión de sondeos una semana antes de los comicios) mantiene una cómoda ventaja sobre Lourdes Flores Nano, líder del conservador Partido Popular Cristiano (PPC). En un país dirigido hace desde hace 20 años por gobiernos de derecha o centro derecha, ningún candidato de izquierda ha ganado la alcaldía de la capital desde 1983.

Los últimos sondeos de opinión disponibles de la Universidad Católica y de Ipsos-Apoyo (dos de las encuestadoras más prestigiosas de Perú) le otorgan a Susana Villarán la primera opción de victoria, con alrededor de 40% de intención de voto, contra 28% de Flores, quien ya intentó sin éxito dos veces postular a la presidencia de la república y esta vez decidió bajar el listón, en lo que parecía una movida segura. Flores, de hecho, lideró todas las preferencias de voto hasta que el que entonces era su principal rival, el ex presidente de la región Callao Álex Kouri, fue sacado de carrera por el tribunal electoral debido a vicios en la inscripción de su candidatura. Ningún analista político hubiera podido predecir entonces que lo que pintaba como paseíllo triunfal de la candidata de la derecha se convertiría en una de las elecciones más disputadas de los últimos tiempos. Menos, que la candidata de Fuerza Social, que partió de una base de menos de 4%, lograría multiplicar por diez su intención de voto en poco más de dos meses, impulsada en gran medida por el apoyo expreso que le brindó el conductor de televisión Jaime Bayly desde su programa diario, y ante la desesperación de los sectores conservadores, que la atacan asegurando que su elección equivaldría a abrirle la puerta al ala más radical y retrógrada de la izquierda peruana, con miras a las elecciones presidenciales del próximo año.

Villarán no es nueva en política. Limeña de 60 años, proveniente de una familia acomodada, desde joven ha militado en partidos de izquierda, ha sido una reconocida activista de derechos humanos, ministra de la mujer durante el gobierno de transición que sucedió al fujimorismo y, posteriormente, defensora del policía durante el régimen de Alejandro Toledo. En 2006 postuló a la presidencia por el Partido por la Democracia Social (PDS) y obtuvo un descorazonador 0,62% de los votos. Mucho más nuevo que la candidata es Fuerza Social, el partido que ahora la lanza, y que se fundó el 2009 a partir del PDS y otras seis organizaciones políticas de alcance regional, que actualmente gobierna en tres regiones del interior del país.

Fuerza Social es una opción "que representa a quienes se identifican con la izquierda moderada, incluso católica, y con preocupación por el medio ambiente", apunta la periodista y analista Jacqueline Fowks. Pese a ello, a ser públicamente reconocida como una figura moderada, y a sus declaraciones públicas en las que intenta marcar distancia con el nacionalismo y la extrema izquierda, Villarán ha incluido en su lista de aliados y colaboradores a algunos cuadros del partido humalista y de partidos más radicales como Patria Roja (que maneja el sindicato del magisterio) y el Movimiento Nueva Izquierda, lo que la ha convertido en blanco de muchas críticas. "Votar por Susana Villarán es meter a un grupo superextremista de comunistas ortodoxos a la municipalidad", señaló Aldo Mariátegui, director del diario Correo, uno de los que la atacado con más virulencia, en una de sus columnas. La candidata se ha defendido señalando que el apoyo de estos sectores y del nacionalismo de Ollanta Humala es marginal y que no influirá en su eventual gobierno municipal, e incluso ha reaccionado retirando de su lista de regidores a un candidato que había sido acusado de participar en protestas violentas.

El ascenso de Villarán tan cerca de las presidenciales ha despertado cierta inquietud también en los agentes económicos, que temen que el viraje a la izquierda no sea solo coyuntural y favorezca, entre otros, al humalismo, que ya estuvo cerca de ganar la presidencia en 2006. "Villarán es una moderada que promete un gobierno municipal limpio y eficiente. Pero si gana, y sus aliados les va bien en otras ciudades y regiones, eso generaría incertidumbre sobre el resultado de la elección presidencial prevista para abril", señala la revista The Economist en un reciente artículo que los opositores a Villarán intentaron también usar en su contra. Pese a ese y otros ataques, Villarán ha seguido creciendo y todo parece indicar que el 3 de octubre concretará una de las mayores sorpresas de la política peruana en los últimos tiempos.

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