_
_
_
_
_

El jefe torturador de los jemeres rojos es condenado a 35 años de cárcel

'Duch' es el primero de los cinco acusados que ha sido juzgado por el genocidio de Camboya

Camboya comienza a cerrar sus heridas. Un tribunal respaldado por la ONU ha condenado hoy a 35 años de cárcel al antiguo líder jemer rojo Kaing Guek Eav por su papel en la tortura y ejecución de miles de personas durante el régimen de terror de Pol Pot, en Camboya, hace tres décadas. Kaing, de 67 años, más conocido como Duch, ha sido encontrado culpable de crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra.

El acusado fue el máximo responsable de la cárcel Tuol Sleng, también denominada S-21, en Phnom Penh, donde supervisó la aniquilación de alrededor de 14.000 hombres, mujeres y niños. Se trata del primer dirigente de los jemeres rojos sentenciado por un tribunal internacional por su implicación en la muerte de alrededor de 1,7 millones de personas de hambre, extenuación en el trabajo y ejecuciones entre 1975 y 1979 en los llamados campos de la muerte. Solo una docena de personas se cree que sobrevivió a su paso por Tuol Sleng, de las cuales quedan tres vivas.

Más información
Camboya abre el camino para juzgar a los Jemeres Rojos
Arrestado el ex presidente de Camboya durante el régimen de los Jemeres Rojos
El ex torturador de los Jemeres Rojos declara ante el tribunal internacional

Pero Duch solo estará, teóricamente, 18 años y 10 meses entre rejas. Los jueces han deducido 16 años de la pena, por el tiempo ya pasado en prisión y por su detención ilegal en una cárcel militar antes de que fuera establecido el tribunal de la ONU.

"El papel del acusado como cabeza indiscutible de S-21 ha sido confirmado por la admisión del propio acusado y por el testimonio de testigos y partes civiles. Cada individuo detenido en S-21 estaba destinado a ser ejecutado de acuerdo con la política del Partido Comunista de Kampuchea de aplastar a todos los enemigos", ha afirmado el juez principal, Nil Nonn, al leer el veredicto, informa France Press.

Víctimas y familiares han recibido la sentencia con ira, porque consideran que es muy leve. Los jueces aseguran que descartaron la cadena perpetua porque "hay un número significativo de factores atenuantes", entre los que citan las expresiones de remordimiento de Kaing y su colaboración. El antiguo profesor de matemáticas convertido en revolucionario y verdugo pidió perdón durante el juicio, a diferencia de otros líderes de la época, pero sorprendió a los jueces el pasado noviembre con su petición de ser absuelto. El tribunal no tiene competencia para imponer la pena de muerte. Los fiscales habían pedido 40 años de cárcel.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Tuol Sleng fue el centro de detención principal del aparato de seguridad de los jemeres rojos, de donde miles de detenidos fueron conducidos a otro centro cercano, utilizado como campo de la muerte. La mayoría fueron torturados y forzados a declarar que eran espías o enemigos de la revolución. Las torturas utilizadas incluyeron, entre otros, arrancar las uñas de los pies y aplicar descargas eléctricas. Según el tribunal, al menos 100 personas murieron desangradas en experimentos médicos medievales.

Nil Nonn asegura que Duch estuvo a menudo presente durante los interrogatorios y firmó todas las torturas y ejecuciones, en las cuales tomó parte en algunas ocasiones. El tribunal ha rechazado los argumentos de que cumplía órdenes para salvar su vida. "Trabajó sin descanso para asegurar que S-21 funcionaba de forma tan eficiente como fuera posible, e hizo esto por lealtad incuestionable a sus superiores", señala el comunicado oficial.

Los jemeres rojos, liderados por Pol Pot -el hermano número 1-, fueron responsables de uno de los mayores horrores del siglo XX. Aniquilaron a un cuarto de la población, en el marco de una revolución agraria paranoica, que purgó a los habitantes de las ciudades, los intelectuales e incluso a quienes usaban gafas.

Tras la caída del régimen en 1979, Duch desapareció durante dos décadas. Vivió oculto en el noroeste de Camboya bajo diferentes identidades y se convirtió al cristianismo. Fue detenido en 1999, tras ser descubierto casualmente por un periodista británico.

La condena de Duch es un paso importante para que Camboya pase una página terrible de su historia. Pero es solo el principio. Otros cuatro líderes están en el banquillo: el ex presidente Khieu Samphan, el hermano número dos Nuon Chea y el ex ministro de Exteriores Ieng Sary y su esposa, Ieng Thirith. Su juicio conjunto por genocidio se prevé que comience en enero, pero algunos analistas dudan de que la vista llegue a celebrarse, ya que el caso tiene una alta carga política.

El Gobierno unipartidista de Camboya, que tiene lazos históricos con el régimen de los jemeres rojos, nunca ha dado su total apoyo al tribunal respaldado por la ONU. Muchos de los antiguos miembros del movimiento revolucionario son hoy funcionarios y ocupan altos cargos en las provincias y el Gobierno central, por lo que pueden tener interés en limitar el alcance de las investigaciones. El actual primer ministro, Hun Sen, fue soldado con los jemeres rojos, aunque, según dice, desertó para unirse a las tropas de Vietnam, que pusieron fin al régimen cuando invadieron Camboya en 1979. Hun Sen ha advertido de que una investigación demasiado profunda podría conducir a una guerra civil. El ministro de Finanzas, Keat Chhon, ha admitido que fue intérprete de Pol Pot, mientras que el ministro de Exteriores, Hor Namhong, ha sido acusado de haber dirigido un centro de detención, algo que niega. Pol Pot murió en 1998.

Kaing Guek Eav, Duch, en el tribunal respaldado por la ONU que le ha juzgado en Camboya.
Kaing Guek Eav, Duch, en el tribunal respaldado por la ONU que le ha juzgado en Camboya.AP

El hombre que encargaba los horrores

Kaing Guek Eav es considerado por los camboyanos como el torturador más cruel del régimen de Pol Pot. Durante las 77 vistas del juicio, supervivientes y subalternos han narrado cómo el condenado ordenaba que arrancasen las uñas con tenazas, quemasen vivos, degollasen o matasen a golpes a los detenidos.

Antiguo profesor de matemáticas, Duch trabajó en las cárceles M-13 y M-99, en zonas controladas por el Jemer Rojo desde 1970, donde se cree que fueron ejecutadas cerca de 20.000 personas. Tras la llegada al poder de Pol Pot en abril de 1975, el torturador fue encargado de establecer la sede de los interrogatorios de la Policía política. Un año después fue ascendido a comandante del centro de detención Tuol Sleng o S-21, una antigua escuela que hoy es el Museo del Genocidio camboyano. Allí fueron encarcelados y torturados hasta 16.000 personas, incluidos ministros, diplomáticos y extranjeros.

En enero de 1979, cuando las tropas de Vietnam que ocuparon el país estaban a las puertas de Phom Penh, Duch huyó a la jungla cerca de la frontera con Tailandia, donde se ocultó en un campo de refugiados con identidad falsa. Años después se trasladó con su familia a la ciudad de Svay Chek, donde se hizo pastor evangelista. Las autoridades conocían su paradero, pero su detención no se produjo hasta mayo de 1999, tras conceder una entrevista a una revista.

Al inicio del juicio Duch, con apariencia dócil, confesó haber sido el responsable del S-21 y pidió perdón públicamente. Durante el proceso, sin embargo, el ex torturador mostró una actitud desafiante y orgullosa de su gestión, informa EFE.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_