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El mandatario paraguayo se tratará de un cáncer en Brasil

Alejandro Rebossio

El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, padece un cáncer linfático en estado avanzado y por eso viajó ayer a São Paulo, en un avión prestado por su homólogo Luiz Inácio Lula da Silva, para someterse a análisis más profundos que los practicados en su país.

La noticia de la enfermedad de Lugo, el ex obispo de izquierdas que acabó con 61 años de gobierno del conservador Partido Colorado, se confirmó el pasado viernes y ha desatado especulaciones sobre su futuro en la presidencia. Uno de sus médicos ya ha aclarado que podrá continuar con su actividad, aunque deberá someterse a seis sesiones de quimioterapia, una cada tres semanas. El jefe de Gabinete, Miguel López Perito, desestimó una eventual renuncia de su jefe: "El presidente Lugo tendrá su sucesor, pero el 15 de agosto de 2013", cuando acaba su mandato de cinco años.

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Lugo, que tiene 59 años, cumplirá este domingo dos años en el Gobierno. Llegó al poder de la mano de una coalición de pequeños partidos de izquierda y de los liberales, tradicionales rivales de los colorados. Desde el principio se peleó con su vicepresidente, el liberal Federico Franco, que sería su sustituto en caso de dimisión, remoción o muerte, según establece la Constitución paraguaya. "Mi compromiso es con el presidente y el pueblo paraguayo; el presidente puede estar tranquilo, más ahora sabiendo su estado de salud", ha declarado Franco.

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