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El mayor movimiento islamista marroquí renuncia a manifestarse contra el rey

Justicia y Espiritualidad, la corriente islamista con mayor capacidad de movilización en Marruecos, deja de movilizarse en las calles por un cambio de sistema como venía haciéndolo desde hace diez meses.

La asociación sufí, ilegal pero tolerada, que dirige el octogenario jeque Abdessalam Yassin anunció ayer en un comunicado su ruptura con el Movimiento 20 de Febrero que los domingos protagoniza las protestas en las principales ciudades del país.

Los jóvenes estudiantes apartidistas son la cabeza más visible del Movimiento 20 de Febrero, pero el grueso de los manifestantes eran islamistas. Tres pequeños partidos situados a la izquierda de los socialistas también secundaban las reivindicaciones.

Los islamistas se solían colocar al final del cortejo y, desde hace unas semanas, los eslóganes que coreaban y las pancartas que exhibían eran diferentes del resto de los manifestantes. Separaban además a hombres y mujeres y gritaban Alau Ajbar (Dios es grande).

Estudiantes e izquierdistas reivindican, por su parte, una monarquía parlamentaria similar a la española. Arremeten contra el entorno del rey Mohamed VI.

La deserción islamista supone un serio revés para el 20 de Febrero porque sus manifestaciones, si las sigue convocando, serán menos nutridas. "El Movimiento seguirá adelante porque las razones de la ira subsisten en Marruecos", declaró ayer Omar Radi, uno de sus responsables. Es posible incluso que recupere cierta coherencia ideológica y logre atraer a sus filas a militantes laicos que rehusaban codearse con los barbudos en las manifestaciones. Desde hace meses se habían producido disensiones entre laicos e islamistas en el seno del 20 de Febrero. Justicia y Espiritualidad justificó su decisión invocando "los ataques que padece por parte de algunos jóvenes contestatarios".

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Laicismo

En el comunicado se queja además de que "hay quienes intentan dar al Movimiento 20 de Febrero un color ideológico o político opuesto a la identidad del pueblo marroquí musulmán, en clara contradicción con lo que sucede en los demás países árabes".

Algunos columnistas de la prensa marroquí dudan, sin embargo, de que las tendencias laicas de los jóvenes sean el verdadero motivo de la deserción islamista de las filas de la revuelta.

Sospechan más bien que Justicia y Espiritualidad ha querido dar, con su renuncia a ocupar la calle, una oportunidad a sus correligionarios legales del Partido Justicia y Desarrollo (PJD), que ganaron las elecciones del 25 de noviembre. Su líder, Abdelilá Benkiran, fue nombrado jefe del Gobierno por Mohamed VI y está a punto de anunciar la formación de su primer Ejecutivo.

Justicia y Espiritualidad hizo un llamamiento en pro del boicoteo de las urnas que disgustó al PJD. En su primera rueda de prensa tras la victoria, Benkiran pidió a sus "hermanos" islamistas que se incorporen de una vez a la vida política.

El principal obstáculo para la legalización de la asociación que encabeza el jeque Yassin es su negativa a reconocer al monarca como Comendador de los Creyentes, es decir, jefe espiritual de los musulmanes marroquíes. El PJD sí le reconoce ese título.

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