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El ministro de Exteriores de Brown exige un giro radical en el laborismo

Miliband se sitúa como aspirante a la sucesión en el liderazgo del partido

El descabezamiento del primer ministro británico, Gordon Brown, al frente del Partido Laborista ha dejado de ser una mera posibilidad para convertirse en algo más que una probabilidad, según el veredicto unánime de la prensa británica, que ayer puso nombre y apellido al hombre que aspira a ser su sucesor: David Miliband.

El joven ministro de Exteriores, 43 años, rompió su silencio con un artículo publicado en The Guardian en el que pide cambios radicales para hacer posible una nueva victoria electoral que el laborismo, a más de 20 puntos de los conservadores en las encuestas, hoy no tiene en su mano.

El interesado escenificó horas después una marcha atrás, asegurando que no encabeza ninguna campaña y que sus motivaciones se resumen en el "fatalismo" que cunde en las filas laboristas tras la debacle en una votación en Glasgow Este, donde perdieron el escaño que controlaban desde hacía 60 años.

Pero todos los analistas coinciden en la percepción de que el artículo en cuestión entraña una candidatura en toda regla. "Para hacer llegar nuestro mensaje debemos ser más humildes sobre nuestros defectos y más convincentes con nuestros logros", sostiene Miliband en el texto, en el que no menciona al primer ministro ni una sola vez.

Todo un golpe a los inútiles esfuerzos de Brown por presentarse como el hombre adecuado para dirigir el país en tiempos difíciles, esto es, cuando las previsiones económicas apuntan signos de recesión. La rebelión entre las filas laboristas está en marcha y la disposición de 10 miembros del Gobierno a abandonar sus cargos tras el verano avala la perspectiva de un relevo del líder en el congreso del partido, el 20 de septiembre.

Frente al veredicto de las encuestas, que auguran la derrota laborista incluso con cambio de liderazgo, Miliband confía en su capacidad para lograr remontar la situación. Con un discurso que pretende subrayar su juventud, el dirigente sostiene que "la modernización del partido significa proseguir con nuestros objetivos tradicionales de una forma moderna". Ahí rompió una lanza por Tony Blair, en su día una máquina de ganar elecciones, "ofreciendo un cambio real, no sólo en la política, sino también en la forma de hacerla".

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En su condición de aspirante, Miliband centró sus dardos en el líder conservador, David Cameron, porque "la gente no tiene una idea real de lo que representan los tories, de qué harían si llegan al poder". El grueso de los diputados laboristas considera a Brown incapaz de plantar cara a Cameron, ya que los ciudadanos han dejado de escucharle. Así lo confirma el encadenamiento de derrotas que viene sufriendo el laborismo en comicios parciales en los últimos meses.

La plataforma de Miliband pasa por lo que se ha calificado como un "tándem de ensueño", que integraría junto al veterano titular de Sanidad, Alan Johnson. Ambos coinciden en que el partido no necesita un "verano de introspección", sino una estrategia que permita "ganar los argumentos con visión de futuro". Con Miliband en cabeza, el baile de candidatos a suceder a Brown ha empezado y la única pregunta en el aire es cuándo será invitado a desalojar el número 10 de Downing Street.

David Miliband, en la puerta del 10 de Downing Street.
David Miliband, en la puerta del 10 de Downing Street.AFP

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