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Al menos tres muertos en una operación de la policía brasileña en Río de Janeiro

Despliegue de la Fuerza Nacional de Seguridad en vísperas de la Cumbre de Mercosur

Coincidiendo con el primer día de actuación en Río de Janeiro de la Fuerza Nacional de Seguridad, que llegó el lunes a la ciudad brasileña, la favela Morro da Mangueira vivió momentos de pánico. Un grupo de policías locales entró en ella en busca de una cuadrilla de narcotraficantes. Hubo un intenso tiroteo en el que tres narcos murieron y otros tres fueron detenidos, según la versión oficial. Sin embargo, de acuerdo a los habitantes de la favela, cuatro civiles, entre ellos un niño, perdieron la vida a consecuencia del mismo tiroteo.

Según los habitantes de esa favela de la zona norte de Río de Janeiro, los policías dispararon indiscriminadamente contra los habitantes de la barriada. En respuesta a la acción policial, decenas de habitantes de la favela bloquearon las calles de acceso y quemaron dos autobuses y un automóvil particular.

Cerca de 500 miembros de la Fuerza Nacional de Seguridad, integrada por militares escogidos de todos los Estados y entrenados para tareas específicas llevadas a cabo en todo el territorio nacional, desembarcaron el lunes en Río de Janeiro para reforzar la seguridad que acogerá a partir de mañana la Cumbre de Mercosur. En ella participarán los presidentes de los países del bloque (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela) y de sus asociados (Bolivia, Colombia, Ecuador, Chile y Perú).

La Fuerza Nacional de Seguridad ha recibido del presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva, plenos poderes para que sólo dependa del Gobierno federal y no se arriesgue a perderse en los laberintos burocráticos y judiciales, que podrían invalidar sus acciones. Los miembros de este grupo de policías de elite de todo Brasil, entrenados para combatir el crimen organizado, están autorizados a desarrollar acciones ostensibles en las calles, cumplir mandatos de prisión, custodiar presos y realizar pericias policiales.

El Gobierno central ha tomado todo tipo de precauciones para que dicha fuerza pueda actuar con plena libertad, ya que su creación, una iniciativa del Gobierno de Lula, no siempre fue bien vista por otras fuerzas del orden tradicionales. Muchos Estados, incluso los más afectados por la violencia, se han negado hasta ahora a solicitar la composición de una fuerza del orden similar para no crear conflictos con las otras policías. En Río, por ejemplo, a pesar de que la ciudad y el Estado se han visto en numerosas ocasiones acosados e incluso paralizados por la violencia de los narcotraficantes, que suelen refugiarse en las favelas, sus gobernadores jamás pidieron ni aceptaron dicha Fuerza Nacional de Seguridad.

El pasado diciembre, cuando todavía era gobernadora Rosinha Garotinho, el comandante general de la Policia Militar, el coronel Hudson Aguiar, dijo tajantemente que la actuación de la Fuerza Nacional en Río sería inútil, a menos que, dijo irónicamente, el Gobierno quiera “que todos [los agentes] salgan de aquí dentro de ataúdes”. Se refería a que los miembros de la Fuerza Nacional, que son escogidos en todas las regiones del país, llegan, según él, sin conocer la ciudad de Río y, por tanto, pueden acabar siendo carne de cañón de los expertos del narcotráfico, mejor equipados militarmente y con armas más modernas que las de la propia policía.

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Esta vez, el nuevo gobernador del Estado, Sergio Cabral, amigo de Lula, ha pasado por encima de todas esas críticas y ha hecho que 500 miembros de la Fuerza Nacional lleguen a Río de Janeiro. Ayer ya comenzaron a actuar en las zonas más conflictivas de la ciudad, sobre todo en las vías de acceso al aeropuerto internacional de la ciudad, donde cada día se cometen asaltos a mano armada sin que, hasta ahora, la policía del Estado de Río haya sido capaz de impedirlos.

Los traficantes de droga suelen servirse de la complicidad de funcionarios del aeropuerto, que les indican la matrícula de los coches de los turistas que se dirigen a los hoteles más lujosos de la ciudad. Los resultados de la actuación de la Fuerza Nacional de Seguridad en la emblemática y turística ciudad de Río van a suponer una prueba de fuego para calibrar la fuerza y eficacia real de este nuevo cuerpo, hasta ahora prácticamente sin estrenar.

Un bombero intenta apagar uno de los autobuses incendiados por los habitantes de la favela de Río en la que ayer murieron al menos tres personas.
Un bombero intenta apagar uno de los autobuses incendiados por los habitantes de la favela de Río en la que ayer murieron al menos tres personas.EFE

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