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Reportaje:

El narcotráfico se asienta en el Caribe

Los países de la zona creen que el tráfico de drogas es un fenómeno regional y deciden crear un frente común para luchar contra la distribución, el consumo y la criminalidad

En 1997, República Dominicana no tenía problemas de drogas y era una de las zonas más seguras del Caribe. Los narcotraficantes utilizaban su territorio sólo como punto de paso para llevar cocaína, marihuana y otras sustancias a Puerto Rico y Estados Unidos, principalmente. Diez años después, el presidente dominicano, Leonel Fernández, describe un panorama bien distinto: “En 2006 se incautó la mayor cantidad de cocaína de los últimos años: cinco toneladas, y 236,5 kilos de heroína. La mayor cantidad en los últimos 20 años. Pero al mismo tiempo que logramos incrementar las incautaciones, vemos cómo aumenta el consumo. La tendencia de los últimos tiempos es que se queda droga y llega a sectores de altos y bajos ingresos. Esto ha generado la distribución de la droga en sectores de bajos recursos, lo que provoca que cuando hay necesidad [de consumo] se incremente el nivel de criminalidad”.

Eran las palabras del mandatario dominicano durante el inicio de la Cumbre regional sobre drogas, seguridad y cooperación que tuvo lugar el pasado 16 de marzo en Santo Domingo. Según informes de Estados Unidos, el número de cargamentos procedentes de Venezuela se incrementó en un 167% de 2005 a 2006. Este panorama no se da sólo en República Dominicana. “En el caso de Haití, las noticias que nos da su presidente René Préval son las mismas. Patrick Manning [primer ministro de Trinidad y Tobago] dice lo mismo de Trinidad. Se repite en el resto del Caribe y en Puerto Rico. Es un fenómeno regional y, más aún, hemisférico. El lado oscuro de la globalización”, señaló Leonel Fernández.

Eduardo Gamarra, director del Centro para América Latina y el Caribe de la Universidad Internacional de Florida, explicó que un informe de expertos asegura que “no existe la distinción entre países productores, de tránsito y de consumo”. Y también señala que “el problema más serio al que se enfrentan actualmente los Gobiernos se refiere a los impactos que genera internamente el narcotráfico, entre ellos la violencia, la criminalidad y la corrupción”. Como ejemplos de esto último se hace referencia al incremento de los homicidios en Trinidad y Tobago, de un 63,5% en 1995 a un 72,5% en 2005; al hecho de que el 60% de los crímenes que se comenten cada año en Jamaica están relacionados con la droga y a que en Haití existen aproximadamente 210.000 armas, la mayoría de ellas ilegales. Los informes técnicos de la mañana quedaron a un lado en la tarde para escuchar la opinión de algunos jefes de Estado. Renè Préval, presidente de Haití, dijo en su intervención que “la batalla contra la droga no puede ganarse si no se despliega una batalla mundial”. También señaló que si se reduce la demanda, los productores y traficantes no tendrán otra alternativa que “cambiar de oficio” y que es necesario “un cambio de mentalidad”, una mayor responsabilidad por parte de los países consumidores y “trabajar juntos, sin hipocresía”.

El presidente colombiano, Álvaro Uribe, centró sus palabras en reclamar a Europa mayor colaboración. “Que ayude [la UE] con recursos. El consumo creciente [de drogas] en Europa y ese aumento de partidas de drogas de nuestros países hacia allí implica más acciones nuestras y también de la Unión Europea”. Por ello, planteó un pacto UE-Colombia en el que los europeos se comprometan a ayudar en la erradicación de cultivos de coca.

El también presente Josè Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), hizo énfasis en que “los grandes mercados, donde va la droga con su acción destructiva y la comunidad internacional deben concurrir a este esfuerzo de manera creciente y efectiva”.

Como colofón, al final de la cumbre se firmó una declaración en la que los firmantes se comprometieron a impulsar la colaboración bilateral y multilateral para luchar contra la producción, el tráfico y el consumo de drogas. También incluyeron un acápite para pedir ayuda a la comunidad internacional, de la que forma parte EE UU, un país cuya lucha antidrogas en el Caribe ha bajado desde el 11-S.

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Un informe mencionado por el presidente Leonel Fernández da cuenta de la disminución de un 62% de la vigilancia aérea y de la reducción de una tercera parte de las embarcaciones de patrullaje. Y esto, precisamente cuando otro informe, esta vez de las propias autoridades estadounidenses, ha dado a conocer el pasado viernes en The Miami Herald, que los envíos de droga a Haití y República Dominicana se han cuadruplicado desde 2003, al tiempo que los narcotraficantes colombianos utilizan cada vez más Venezuela para llegar a EE UU, así como que la ruta aérea que pasa por Venezuela, Haití y República Dominicana se ha convertido en la más exitosa para los narcotraficantes, ya que el 98% de los envíos llega a su destino.

De izquierda a derecha, Álvaro Uribe, Leonel Fernández y René Préval, el pasado viernes en Santo Domingo.
De izquierda a derecha, Álvaro Uribe, Leonel Fernández y René Préval, el pasado viernes en Santo Domingo.EFE

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