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Reportaje:

El nigeriano que quería ser talibán

El líder de una secta islámica radical sembró el caos antes de morir tiroteado

El hombre que en los últimos cinco años había intentado crear en Nigeria un movimiento islamista inspirado en los talibanes afganos acabó el jueves tiroteado en la ciudad que había sido su guarida. Mohamed Yusuf, el líder de la secta islámica radical que ha sembrado la violencia en el norte de Nigeria, con más de 300 muertos en cinco días, murió el jueves acribillado a balazos mientras intentaba huir de la comisaría de Maiduguri (noroeste del país), en la que estaba detenido. Su cuerpo, desnudo y desfigurado por las balas, fue mostrado por la policía a la prensa.

Yusuf, de 39 años, estudió Teología en la Universidad Islámica de Medina, en Arabia Saudí, antes de ponerse a la cabeza del grupo radical Boko Haram, cuyo nombre significa "La educación está prohibida", con el que pretendía imponer la sharia, o ley islámica, en todo el país. Conocido por su intolerancia contra los musulmanes moderados -que, decía, merecían la muerte- el líder de los llamados talibanes de Nigeria ya había sido detenido, junto a otros miembros de la secta, el 13 de noviembre de 2008. Pero apenas dos meses después, el Tribunal Supremo de Abuja, la capital, ordenó su liberación. Las autoridades esperan ahora que su muerte ponga fin a la ola de violencia que ha convulsionado el norte del país.

Sin embargo, el confuso tiroteo que acabó con la vida del líder islamista es visto por los defensores de los derechos humanos en Nigeria como una ejecución extrajudicial cometida por las fuerzas de seguridad. Para el representante de Human Rights Watch en el país africano, Eric Guttschuss, "el asesinato extrajudicial de Yusuf mientras estaba bajo custodia policial es un ejemplo del desprecio descarado de la policía nigeriana hacia la ley". La responsable regional de esta ONG, Corinne Dufka, pidió a las autoridades nigerianas "que investiguen el caso y persigan a todos los responsables de las ejecuciones extrajudiciales".

La ministra de Información de Nigeria, Dora Akunyli, aseguró a la cadena BBC, que si hubo violaciones "no se perdonarán". Pero añadió que la muerte de Yusuf es un hecho "positivo" para el país. "Lo importante -dijo- es que Yusuf haya sido quitado del medio y ya no pueda utilizar a otras personas".

Las autoridades locales dieron el jueves por terminados los combates que durante cinco días inflamaron Maiduguri y otras ciudades del norte del país. Pero un tiroteo entre las fuerzas de seguridad y los milicianos causó ayer al menos 23 muertos más. En Maiduguri, escenario de los combates más sangrientos, aún quedaban ayer centenares de cadáveres en las calles. Según la Cruz Roja, todavía hay miles de desplazados a causa de la violencia, aunque tras la noticia de la muerte de Yusuf algunos empezaron a volver a sus casas.

El presidente nigeriano, Umaru Yar'Adua, que se halla de visita oficial en Brasil, instó a los líderes religiosos a utilizar la oración del viernes para alertar a la población sobre el riesgo representado por sectas como Boko Haram.

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