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Un niño sobrevive a un accidente aéreo en Libia con más de cien muertos

Al menos 61 fallecidos eran holandeses que viajaban con destino a Londres

Isabel Ferrer

Semiinconsciente, con la cabeza vendada y un moratón en la mejilla izquierda, el niño de entre ocho y diez años que descansa en la unidad de cuidados intensivos de un moderno hospital de Trípoli no sabe todavía que ha sobrevivido a una catástrofe aérea. Tiene los dos pies rotos y le han operado de urgencia. Las enfermeras, tocadas con un blanquísimo velo y la mascarilla quirúrgica puesta, le sonríen y le acomodan el gotero. Él no las ve, aunque abre de vez en cuando los ojos, según las imágenes difundidas por televisión libia.

Se parece a cualquier otro accidentado, pero su caso es excepcional. Se trata del único pasajero con vida del vuelo 8U771 de la compañía libia Afriqiyah Airways (fundada en 2001 y con un historial impecable) que salió ayer de Johannesburgo con destino a Londres. Los otros 103 viajeros han perecido. De ellos, al menos 61 eran holandeses, 22 libios y dos alemanes, entre otras nacionalidades. Las autoridades de Países Bajos creen que aún puede haber más víctimas holandesas.

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El aparato se estrelló poco antes de tomar tierra en el aeropuerto de la capital de Libia, unas instalaciones modernas y consideradas seguras. El Airbus A330-200 era nuevo y había pasado las revisiones de rigor antes de despegar en Sudáfrica. Sin embargo, lo que debía ser una escala técnica, acabó en un accidente tremendo.

La televisión libia que filmó al pequeño intercalaba su rostro con planos de la zona siniestrada. Después dio paso a los expertos. A uno de ellos, el holandés Benno Baksteen, que ha trabajado en KLM, le parecía "increíble que alguien hubiera podido sobrevivir a semejante destrozo". La suerte da esos vuelcos.

Bahia Bakari, una adolescente francesa de 14 años vivió el año pasado una experiencia similar. Fue la única superviviente de otro accidente aéreo ocurrido en las islas Comoras. En su caso, el avión había despegado de París con 153 personas a bordo. Por causas aún desconocidas, acabó precipitándose al océano Índico. La chica, que perdió a su madre, creía que sólo se había caído ella de tanto mirar por la ventanilla. Ocho horas después de vagar sujeta a un trozo de fuselaje, fue rescatada por un pesquero.

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Del niño de Trípoli no se sabe aún si viajaba acompañado por un familiar. Es más, mientras el Ministerio de Transporte libio asegura que es de nacionalidad holandesa, en La Haya prefieren no dar datos. Esperan a contar con la lista oficial de pasajeros. Los médicos libios que le operaron aseguraron que estaba "fuera de peligro, sin heridas internas ni órganos afectados".

Los nombres de las víctimas llegarán pronto. Para saber las causas del accidente habrá que esperar. Las cajas negras, muy dañadas, han sido recuperadas por los equipos forenses libios, que no han podido evitar el goteo de conjeturas sobre lo ocurrido. Las primeras investigaciones han descartado que la nube volcánica haya influido en el accidente. Las cenizas procedentes de Islandia han llegado al norte de África, pero la única afectada por ahora ha sido Marruecos. Según Afriqiyah Airways, debió suceder "algo extraño después del despegue", porque antes "todo estaba en orden". Sobre un supuesto estallido a bordo nadie quiere especular. En señal de duelo, Holanda ha suspendido el arranque de la campaña electoral para las legislativas del 9 de junio.

El único superviviente del accidente, un niño de entre ocho y diez años, es atendido en un hospital de Trípoli.
El único superviviente del accidente, un niño de entre ocho y diez años, es atendido en un hospital de Trípoli.AP

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