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Reportaje:

Los 'niños robados' de Australia exigen excusas

Un fallo judicial renueva la presión de los aborígenes para recibir compensaciones por los abusos de la política de asimilación

Los aborígenes de Australia han renovado sus exigencias para que el Gobierno de Canberra reconozca oficialmente las injusticias perpetradas contra ellos en el pasado. La presión se produce después de que el Tribunal Supremo del Estado de Sur de Australia fallase el miércoles a favor de compensar con 525.000 dólares australianos (326.000 euros) a un aborigen, Bruce Trevorrow, por haber sido separado de su madre, sin su consentimiento, cuando era un bebé para ser entregado en adopción a una familia blanca.

La organización Australia Reconciliación (AR), creada para promover unas mejores relaciones entre los aborígenes y la población blanca, aseguró que el caso de Trevorrow pone de manifiesto la necesidad de reconocer y compensar a las víctimas de la llamada generación robada de los aborígenes. "Es preferible, tanto moral como económicamente, enfrentarse a los errores como nación antes que solventar el problema en los tribunales", dijo la gerente de AR, Barbara Livesey.

En 1997, un amplio informe del Gobierno australiano detallaba el sufrimiento de la generación robada, niños que fueron arrancados de sus familias para ser entregados a familias blancas en aplicación de una vieja política de asimilación que fue aplicada hasta finales de los años sesenta. El informe, titulado Traerlos a Casa, recomendaba compensar a los afectados y que el Gobierno hiciera una declaración oficial pidiendo perdón por las injusticias cometidas en el pasado.

Sin embargo, el actual Gobierno conservador australiano ha rechazado de manera contundente pedir perdón oficialmente por lo que considera politicas seguidas por gobiernos precedentes. Sólo la isla-estado de Tasmania ha creado un fondo financiero para compensar a los aborígenes afectados de la generación robada.

Bruce Trevorrow, de 50 años de edad, fue separado de su madre a los 13 meses y no volvió a verla hasta pasados 10 años. Se trata del primer aborigen que ha ganado su caso ante los tribunales australianos.

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