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Dos noruegos son condenados a muerte en Congo por espionaje y asesinato

Un tribunal militar reclama a Oslo que abone una indemnización de 60 millones de dólares

Dos ciudadanos noruegos han sido condenados hoy a muerte por espionaje y asesinato por el Tribunal Militar de la Guarnición de Kisangani, capital de la Provincia Oriental de la República Democrática del Congo (RDC). El fiscal del caso acusó a los dos noruegos, Joshua French, de 27 años, y Tjostolv Moland, de 28, de espionaje y del asesinato de su conductor congoleño en una carretera de esa zona en mayo pasado.

El tribunal los ha considerado culpables y les ha condenado a la pena pena, con un plazo de cinco días para recurrir. Además, ha condenado a los acusados y al Gobierno noruego al pago de una indemnización de 60 millones de dólares al Estado congoleño. Noruega rechazó inmediatamente las acusaciones de espionaje y afirmó que intentará parar cualquier ejecución.

El capitán Claude Disimo, jefe del Tribunal Militar de Kisangani, ha afirmado que los condenados "son oficiales militares en activo, como probaron sus tarjetas militares, válidas hasta 2016 y 2017" y añadió que ejercían como "agentes de inteligencia de facto para su país".

French y Moland, que en el pasado prestaron servicio en las Fuerzas Armadas noruegas, se habían declarado inocentes y afirmado que, pese a las afirmaciones del tribunal, ya no mantienen ningún tipo de vínculo con el Ejército de su país. Fuentes diplomáticas noruegas afirman que los contactos entre los acusados y el Ejército noruego o cualquier otra organización oficial finalizaron en 2007.

Según informa el diario británico The Guardian los ex soldados viajaron al país africano para fundar su propia compañía de seguridad. En el apartamento que compartían en la vecina Uganda, las autoridades del país encontraron las identificaciones del Ejército noruego y de la compañía privada Special Interventions Group (SIC). Una fuente de esta empresa citada por el rotativo británico asegura que los dos jóvenes estuvieron previamente en contacto con ellos, pero que en ese momento no trabajaban para ellos ya que buscaban fundar su propia empresa.

A lo largo del juicio no ha quedado aclarado qué hacían los condenados en el este de Congo, una zona que a pesar del conflicto en el que está inmerso atrae el interés de los inversores, debido a los descubrimientos de petróleo bajo el lago Albert, en la frontera entre Congo y Uganda. Los dos sentenciados a muerte aseguraron durante el juicio que su chófer fue disparado cuando su vehículo fue asaltado por un hombre en la carretera, a unos 100 kilómetros de la ciudad de Kisangani.

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El ministro de Exteriores noruego, Jonas Gahr Store, ha condenado hoy la decisión del tribunal militar afirmó que las autoridades congoleñas le han dado "garantías" de que la pena no se ejecutará. "Por principio nos oponemos a toda pena de muerte, en todas partes y en cualquier momento. También en este caso", señaló Store en conferencia de prensa, según recoge la agencia sueca NTB. Store insistió en que la sentencia no es "jurídicamente vinculante" y añadió que los dos noruegos tienen aún un plazo de cinco días para apelar la decisión.

El ministro, que ya anteriormente desmintió que esas personas trabajaran para los servicios de inteligencia de su país, ha destacado que Oslo, a través de su embajada en Angola, ha proporcionado apoyo y asistencia a los dos acusados. No obstante, apuntó que las autoridades noruegas no están en condiciones de determinar la culpabilidad o inocencia de esas personas, dado que el caso no está siendo investigado en ese país.

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