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Reportaje:

Los nuevos guetos de Sudáfrica

Miles de ciudadanos sin casa malviven en chabolas de aluminio instaladas por el Gobierno para darles un alojamiento

Comparado con los barrios de chabolas tradicionales, donde las construcciones se amontonan de forma caótica, en Blikkiesdorp las estructuras de chapa se ordenan en filas, separadas por calles, en barrios de la A a la Q, una estructura de una habitación por familia, un grifo y un inodoro para cada cuatro. Más de 1.200 habitantes. Oficialmente es un refugio creado por Ciudad del Cabo para familias sin vivienda, hasta que el Gobierno sudafricano les construya una. Se le llama campo de alojamiento transitorio, aunque nadie sabe cuántos años tendrá que vivir en este pueblo de aluminio.

La Constitución de Sudáfrica establece que todo ciudadano tiene derecho a una vivienda y se ha hecho un gran esfuerzo en la construcción de casas. Pero la demanda es mayor de lo que el Gobierno puede construir. Se calcula que hay que edificar más de 2,5 millones de viviendas, medio millón solo en Ciudad del Cabo, algo que nadie puede cubrir a corto plazo.

Se calcula que unos 12 millones de sudafricanos todavía necesitan casas

Mientras, se crean nuevos guetos en la Sudáfrica democrática. En Blikkiesdorp, a 20 kilómetros de Ciudad del Cabo, un desierto de tormentas de arena en verano y un fangal por las lluvias en invierno, ha ido a parar de todo: desempleados desahuciados, ex drogadictos, gente que malvivía a la intemperie; okupas desalojados; gente cuyas chabolas molestaban para nuevas construcciones y a la que había que albergar en algún sitio, y refugiados de la ola de xenofobia que asoló el país hace dos años. Blikkiesdorp se creó en 2008, pero la electricidad solo llegó el pasado año.

Con tasas de desempleo elevadísimas, la distancia del campamento a la ciudad, el crimen y la escasez de servicios son las quejas de los residentes. "Estamos en un campo de concentración. No puedes dejar tu casa sin que un vecino te la vigile, porque te entran a robar, los jóvenes han formado bandas. La policía ejerce un toque de queda", dice Patronessa Morris, de 47 años, forzada a desalojar la vivienda que ocupó en 2007. Comparte la estructura de una habitación (separada en dos por un armario) con sus tres hijos y su marido. Sus otros tres hijos ocupan otra unidad. "Llevamos casi 16 años esperando una casa, ¿cuánto tiempo vamos a vivir en estas condiciones?".

Uno de los habitáculos de aluminio se utiliza como guardería. Un niño de cuatro años se lleva el índice al cuello, hace que se lo rebana y señala al visitante. "Copian lo que ven en la calle y hay mucha violencia", dice la voluntaria en la guardería, Dorothy Mathyse, de 37 años. La guardería sirve para que los padres puedan ir a trabajar o a buscar trabajo. "¿Trabajo?, ¡por supuesto que quiero trabajo! El último fue hace seis años. Mientras sea trabajo, me da igual, he pedido empleo hasta en la construcción", dice Rosali Maraitz, de 46 años, cuya historia podría hacerse extensiva a la mayoría de los habitantes de Blikkiesdorp.

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Otros no se quejan. Andrew Maqoyile, de 32 años, tiene ahora una estructura para él solo, después de haber compartido la habitación de chapa con otros seis durante meses: "Vivía en la calle; aquí al menos tengo un techo".

Solo dos familias blancas viven en el asentamiento. Johan Jordaan es un ex drogadicto blanco de 42 años. Dice que el problema de obtener casa no le preocupa y que Blikkiesdorp le ha ayudado a mantenerse alejado de las drogas: "Si regreso al centro, volveré a mis antiguas amistades".

"Blikkiesdorp está construido de acuerdo con los parámetros nacionales para alojamiento transitorio", explica Kylie Hatton, portavoz de la ciudad. El Gobierno del Congreso Nacional Africano (ANC), recuerda Kylie, prometió viviendas gratis para todo el mundo, "pero no se puede construir a la velocidad necesaria para satisfacer la demanda". Desde 1994, el Estado ha construido casi un millón y medio de unidades, pero 16 años después, con el aumento de población y la creciente urbanización de las grandes ciudades, el país encara de nuevo las mismas cifras: dos millones más son necesarias, lo que significa que 12 millones de sudafricanos todavía necesitan casas, sobre una población de unos 50 millones.

Mientras, en Blikkiesdorp esperan sin mejoras, porque es un sitio transitorio. Pero nadie sabe cuántos años durará el tránsito.

Una calle de Blikkiesdorp, un campo de alojamiento transitorio a unos 20 kilómetros de Ciudad del Cabo.
Una calle de Blikkiesdorp, un campo de alojamiento transitorio a unos 20 kilómetros de Ciudad del Cabo.L. CAMBRA

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