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Entrevista:JUAN GOYTISOLO | Escritor residente en Marraquech

"El objetivo del atentado es claro: parar el proceso democrático"

El escritor Juan Goytisolo (Barcelona, 1931) estaba trabajando esta mañana en su casa de Marraquech cuando oyó un gran estruendo. "Escuché una explosión muy fuerte y pensé que se había caído un avión cerca" de la ciudad, ha explicado por teléfono unas horas después de la explosión. Luego supo que era un atentado. Cree que el ataque fue perpetrado por "grupos extremistas a los que no les interesa nada el cambio democrático", la ola de revoluciones que recorre el mundo árabe. En su opinión, "el objetivo del atentado es claro: parar el proceso democrático". Desde el pasado febrero, jóvenes y opositores marroquíes demandan cambios pacíficamente en la calle.

Goytisolo ha relatado que, al oír la explosión, envió inmediatamente a alguien a la calle a recabar información. "Volvió a la media hora y me dijo que había habido una explosión de bombonas de gas en el café Argana". Eran las primeras hipótesis. El novelista tardó poco en acercarse en persona al lugar del suceso, situado a unos 200 metros en línea recta de su hogar, pero al que debe llegar callejeando por la medina. "Al cabo de media hora fui a la plaza. La gente del zoco, casi todos conocidos míos, decía que había explotado algo, una bombona de gas, una bomba...". La situación todavía era muy confusa.

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Goytisolo, afincado en Marraquech desde 1997 aunque desde mucho antes ha pasado largas temporadas en la ciudad imperial, no pudo llegar hasta el café Argana porque un cordón policial se lo impidió. "Vi la terraza de la primera planta completamente destruida y deduje que [la causa] era una bomba", ha explicado. La zona estaba llena de ambulancias y policías.

El escritor ha precisado que la plaza estaba repleta de gente: "Había muchos turistas mirando, muchos europeos sacando fotos con sus móviles". Para cuando regresó a su casa, las autoridades marroquíes ya habían difundido el comunicado oficial en el que se calificaba la explosión de de "acto criminal".

El autor de Las semanas del jardín, que acaba de regresar de un periplo que ha incluido Egipto y Cisjordania, cree que el atentado es obra de extremistas religiosos opuestos al movimiento popular prodemocracia que surgió a finales del año pasado en Túnez, se contagió a Egipto y avanza a trompicones en Yemen, Siria o Libia. El premio Nacional de las Letras en 2008 apunta a grupos como "los salafistas, Al Qaeda, Al Qaeda en el Magreb...".

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Goytisolo ha recalcado que este atentado "introduce un elemento de violencia en la ecuación". Las protestas populares en Marruecos han sido relativamente pacíficas en comparación con otros países de la región. "El 24 de abril [la hasta ahora última de las movilizaciones] la protesta fue pacífica, la gente pedía la reforma de la Constitución, una Constitución democrática, una monarquía constitucional", ha recordado, para subrayar que las marchas transcurrieron "sin provocación ni incidentes". Está convencido de que este atentado influirá en las movilizaciones prodemocracia, incluida la más inminente, convocada para este domingo, 1 de mayo.

El lugar elegido, un café frecuentado por turistas en Yemaa el Efna, pretendía multiplicar el efecto mediático del ataque,ha argumentado Goytisolo, porque "si hay algo de Marraquech que se conoce fuera de Marruecos es esa plaza". Un lugar que, como recuerda el escritor, fue declarado "patrimonio oral e inmaterial de la humanidad" por la Unesco. Es decir, que el patrimonio protegido "no son los edificios que rodean a la plaza, sino lo que en ella ocurre, los cantantes, los actores...".

Pese a que lugareños y foráneos quedaron "impresionados por la brutalidad del atentado" no hubo, ha contado este gran conocedor de Marruecos, "ni desórdenes ni pánico". Poco después volvió una cierta normalidad. Los cafés se llenaron, en el zoco los dueños de las tiendas se colocaron en las puertas. "Todos volvieron a sus puestos", ha detallado. El español más conocido de Marraquech teme que, junto a las otras consecuencias, el atentado perjudique a la industria local del turismo, de la que viven buena parte de sus vecinos.

JOSÉ MANUEL PÉREZ CABO

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