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Los observadores de la OSCE avalan el referéndum kirguís

Rusia teme la desestabilización del país centroasiático

La misión de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) observadora del referéndum kirguís concluyó que, "pese a las difíciles circunstancias", las autoridades consiguieron "crear las condiciones necesarias" para una consulta "pacífica". Hubo "deficiencias evidentes", pero la alta participación de los ciudadanos evidenció la "firmeza y el deseo de construir el futuro de su país", señaló. "Considerando que el referéndum se celebró unas semanas después de la violencia en Osh y Jalalabad, hay que reconocer que el Gobierno provisional y otros órganos han organizado un extraordinario proceso pacífico", dijo el embajador Borís Frlec, jefe de la misión de la OSCE. Frlec se refirió también a las delicadas condiciones del sur de Kirguizistán, donde la atmósfera de "temor e intimidación" y "las detenciones de importantes figuras públicas de la comunidad uzbeka, pueden haber disuadido de votar a algunas personas".

La participación fue del 69,48% y más del 90% votó a favor del nuevo proyecto de Constitución. Con estos resultados, Rosa Otunbáyeva, se convertía en presidenta del periodo provisional (hasta el 31 de diciembre de 2011), durante el cual se constituirán las nuevas instituciones del régimen parlamentario aprobado. Las declaraciones críticas de algunos políticos kirguises se enmarcan ya en el contexto preelectoral que abocará a la elección de un nuevo Parlamento, el próximo otoño.

La reacción internacional más notable fue la del presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, quien se mostró escéptico sobre el futuro de Kirguizistán. "Existe todo un conjunto de posibilidades, incluida la desintegración del Estado, la más desagradable", dijo al término de la reunión del G-20 en Toronto. Medvédev manifestó que, considerando las peculiaridades históricas y actitudes nacionales, en Kirguizistán se necesita un "poder fuerte". Tras asegurar que expresaba su opinión personal, el líder ruso afirmó: "Teniendo en cuenta que incluso ahora las autoridades no pueden poner orden, que su legitimidad es baja y que resulta muy problemático apoyarlas, no me imagino muy bien cómo funcionará una república parlamentaria en Kirguizistán". Medvédev formuló una inquietante pregunta: "¿Acabará esto por facilitar la llegada al poder de fuerzas extremistas?".

El Gobierno provisional surgido de la revolución de abril controla mal el sur del país, feudo de la familia del ex presidente Kurmanbek Bakíev, y no hay que excluir que sectores vinculados a este clan traten de desestabilizar la zona utilizando las tensiones entre las comunidades kirguís y uzbeka.

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