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Una ola de atentados sacude Bagdad

Tres explosiones causan 28 muertos en el ataque más sangriento en seis meses

Ángeles Espinosa

Bagdad revivió ayer la pesadilla de los atentados múltiples cuando tres bombas estallaron con un breve intervalo de tiempo, hacia las ocho de la mañana, en el barrio de Adhamiya. Primero reventaron dos coches bomba y luego un suicida detonó su cinturón de explosivos en medio de la multitud congregada para ayudar a las víctimas, agravando la matanza. En total, 28 personas resultaron muertas y 68 heridas, según datos policiales, lo que convierte el ataque en el más sangriento desde el pasado junio.

Las imágenes de televisión mostraban los ventanales reventados de los numerosos cafetines que salpican la avenida donde se produjo el atentado. También un minibús destrozado que al parecer transportaba a un grupo de chicas a un instituto de bellas artes cercano. Entre los muertos y heridos hay, además de estudiantes de ese centro y de personas que se encontraban desayunando en los establecimientos de la zona, varios agentes de policía y soldados que acudieron tras las dos primeras explosiones.

La técnica de utilizar varias bombas casi simultáneas, introducida por Al Qaeda, se ha convertido en la imagen de marca de los insurgentes suníes iraquíes que con la segunda explosión intentan matar al mayor número de policías y miembros de los servicios de socorro. Esos ataques fueron especialmente sangrientos durante la guerra sectaria que desgarró Irak entre 2006 y 2007, pero se han reducido durante el último año, a medida que muchos de esos insurgentes se han ido incorporando a los llamados Consejos del Despertar, una especie de milicias auxiliares establecidas por las fuerzas de EE UU.

Aun así, en las últimas semanas, tanto Bagdad como otras ciudades están viviendo una nueva oleada de atentados que hace temer que Al Qaeda esté intentando sabotear ese proceso y reavivar el conflicto entre suníes y chiíes. Aunque Adhamiya es un barrio suní, la zona donde estallaron las bombas es predominantemente chií. De hecho, no parece casual que el ataque coincidiera con el día en que el Gobierno iraquí tomaba el relevo de EE UU en el pago a los 54.000 miembros de los despertares en Bagdad. En total, hay unos 100.000 en todo Irak, a los que Al Qaeda considera unos traidores que han cambiado de bando.

También ayer una mujer suicida empotró un coche cargado de explosivos contra un puesto de control establecido por una de esas milicias aliadas de EE UU en Baquba, al noreste de Bagdad. Su acción mató a seis milicianos y también hirió a 14 civiles. Según la policía iraquí, la responsable era una cría de 13 años, algo cada vez más frecuente. Según los portavoces militares estadounidenses, los militantes islamistas próximos a Al Qaeda están recurriendo a mujeres porque despiertan menos sospechas en los controles.

Si bien los extremistas han terminando siendo expulsados por las tribus locales de la mayoría de las provincias en las que se habían hecho fuertes en los años precedentes, las huertas de los alrededores de Baquba continúan albergando a los irreductibles. Desde allí lanzan la mayoría de los ataques que, aunque con menor intensidad, siguen golpeando Bagdad. Atentados como el de ayer, aunque cada vez más infrecuentes, recuerdan la fragilidad de la situación iraquí y que las discrepancias ante el acuerdo de seguridad con EE UU o ante las próximas elecciones municipales, pueden hacer saltar por los aires.

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Varios residentes observan los destrozos causados por los atentados de ayer en Bagdad.
Varios residentes observan los destrozos causados por los atentados de ayer en Bagdad.REUTERS

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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