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La oposición de Bolivia denuncia un clima de acoso

Preocupación internacional por el ataque al ex vicepresidente Cárdenas

Cuando la turba invadió su casa, Lidia Katari y sus hijos se refugiaron en una habitación de la planta alta. "Todo se llenó de humo. Me dije: si no salimos, nos quemamos. Al salir, nos agarraron a chicotazos [latigazos], palazos y pedradas". El pecado de Lidia, que fue hospitalizada, era ser la esposa de Víctor Hugo Cárdenas, ex vicepresidente de Bolivia. Y el pecado de Cárdenas, aymara, académico respetado y pionero en la lucha por los derechos indígenas, fue haber "traicionado a su raza" y haber pedido el rechazo a la Constitución impulsada por el presidente Evo Morales, aprobada en referéndum en enero.

La casa, saqueada hace 10 días, sigue en poder de los campesinos, que han aplicado a Cárdenas "la justicia comunitaria" y lo han expulsado del pueblo, Sankajahuira, a 90 kilómetros de La Paz. El académico señala con nombres y apellidos a dirigentes del gubernamental Movimiento Al Socialismo (MAS), que utilizan a organizaciones sociales afines como grupos de choque y han disfrazado una represalia política con la nebulosa acusación de "incumplimiento de usos y costumbres" indígenas.

"Empezamos a vivir la estrategia del miedo", denuncia el ex presidente Mesa

El ataque ha hecho saltar las alarmas en la comunidad internacional, preocupada por una sucesión de incidentes contra opositores y periodistas en un año electoral (hay comicios presidenciales en diciembre) y en un momento en el que el Gobierno se ha visto sacudido por un grave escándalo de corrupción en YPFB, la petrolera estatal.

La oficina de la ONU en Bolivia ha exigido la condena de los responsables del ataque a Cárdenas. Francia ha definido al ex vicepresidente como "un gran amigo" y ha expresado su "conmoción" por el suceso. Y una veintena de embajadores se han reunido con el presidente del Senado, el conservador Óscar Ortiz, para recibir información de primera mano.

"Vivimos en un clima de acoso", asegura Ortiz vía telefónica. "Además de Cárdenas, la diputada Marlene Paredes ha sido expulsada a golpes de su comunidad, en la región de Los Yungas, después de que rompiera con el MAS. Varios legisladores que investigan los escándalos de corrupción del Gobierno han sido amenazados o represaliados, como Luis Vázquez y Walter Guiteras, del partido Podemos, o Arturo Murillo, de Unidad Nacional". Y algunos dirigentes sociales del MAS, añade el presidente del Senado, han advertido que tomarán otras casas, entre ellas las del escritor y periodista Carlos Mesa, que presidió Bolivia entre 2003 y 2005, y cuyo talante conciliador no logró aplacar las protestas capitaneadas por Evo Morales. "Empezamos a vivir la estrategia del miedo y una vulneración muy peligrosa de derechos y garantías ciudadanas", sostiene Mesa. "Evo Morales está destruyendo el Estado de derecho".

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Carlos Mesa y Víctor Hugo Cárdenas tienen algo en común, aparte de haber sido gobernantes de Bolivia. Los dos "están pensando" presentar sus candidaturas a los comicios de diciembre. "El Gobierno trata de disuadir la competencia", dice el senador Ortiz.

El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, asegura que se trata de hechos aislados, vinculados a la precariedad policial. Pero la respuesta ambivalente del Gobierno a las agresiones ha agudizado la preocupación. "Al mismo tiempo que los líderes bolivianos toman distancia de la turba y critican la violencia, sus declaraciones públicas sugieren que los ataques pueden haber sido justificados", señala José Miguel Vivanco, de Human Rights Watch.

La primera reacción oficial fue culpar a Cárdenas. "Él tendrá que preguntarse qué daño ha hecho a sus vecinos para que lo repudien", dijo el vicepresidente, Álvaro García Linera. Y Evo Morales acusó al ex vicepresidente de haber traicionado a sus "hermanos". Pero si hay alguien con una trayectoria comprometida con los derechos indígenas, coinciden los analistas, ése es Víctor Hugo Cárdenas, impulsor del sindicato de campesinos, promotor de la educación bilingüe y de la Ley de Participación Popular, que concedió la autonomía a los municipios. Al contrario que Evo, recuerdan, Cárdenas habla aymara y quechua. "Cárdenas es el símbolo de la inclusión indígena, y por eso Sánchez de Lozada lo incorporó como vicepresidente a su primer Gobierno (1993-1997)", sostiene el periodista Juan Carlos Rocha. "Tiene un discurso integrador, alejado de la confrontación indigenista, que gusta mucho entre las clases medias mestizas y se ve con simpatía en Santa Cruz y en las regiones autonomistas".

Los opositores no son el único foco de preocupación en Bolivia. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) denunció el martes los ataques a periodistas (46 agresiones verbales y físicas desde octubre), el "lenguaje incendiario" de Evo Morales contra la prensa y el veto del Gobierno a los medios independientes.

Un líder indígena habla a los periodistas tras la ocupación de la casa de Cárdenas.
Un líder indígena habla a los periodistas tras la ocupación de la casa de Cárdenas.REUTERS

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