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La oposición guineana se retira de las elecciones ante el fraude masivo

Cuatro candidatos piden la repetición con observadores internacionales

Ramón Lobo

Las elecciones organizadas por Teodoro Obiang Nguema -en el poder desde 1979 tras un golpe de Estado- acabaron ayer de forma catastrófica para el régimen de Guinea Ecuatorial: con la retirada de los otros cuatro aspirantes a la presidencia debido al "fraude masivo". Celestino Bacale, candidato por la socialdemócrata Convergencia para la Democracia Social (CPDS), calificó lo ocurrido, en conversación telefónica, de "torpeza increíble".

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Fue visible incluso en la televisión controlada por el Gobierno: cientos de personas mostrando a la mesa la papeleta con el nombre impreso del presidente. Es el voto patriótico, un eslogan oficialista para asegurarse de que cada ciudadano deposita la opción adecuada en la urna. Un extraodinario despliegue militar en la zona continental (Bata), con los soldados controlando los colegios electorales, garantizó el seguimiento en masa de la consigna patriótica. En otros centros, los uniformados obligaron a firmar las actas antes del cierre de las urnas y en Bioko (Malabo) se expulsó a los interventores de los partidos de la oposición.

Estas gravísimas irregularidades, unidas a una campaña electoral plagada de provocaciones, con parte de los enemigos políticos del régimen en la cárcel tras el macrojuicio de junio y un censo adulterado, llevaron a todos los aspirantes a la presidencia, excepto Obiang, a retirarse. Es la primera vez que sucede en el país. Fue una decisión consensuada.

Buenaventura Moswui (Partido de la Coalición Socialdemócrata), Jeremías Ondó (Unión Popular), Secundino Oyono (Convergencia Social Democrática y Popular) y Bacale, del CPDS, firmaron un documento en el que consideran no válidas las elecciones y exigen su repetición con garantías.

"Ahora, el futuro depende de la presión internacional y de las petroleras", estadounidenses en su mayoría, que trabajan en el país, aseguró Bacale por teléfono desde Malabo. "Obiang ha demostrado su incapacidad absoluta para organizar elecciones y para gobernar el país", añade. "Esta vez, la trampa de Obiang ha quedado al descubierto para todo el mundo. El régimen desatará una nueva represión, pero ya no puede actuar con la impunidad de hace años", afirma una fuente conocedora de la realidad guineana.

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Intimidación a los candidatos

Horas después de que los cuatro candidatos anunciaran su retirada, policías y dirigentes del régimen rodearon las viviendas de Bacale, Moswui, Ondó y Oyono. "Manuel Nguema [tío de Obiang y jefe de la seguridad nacional] ha estado apostado con sus hombres frente a mi casa; tratan de intimidarnos. Sabemos que han mantenido una reunión urgente. No sé qué se ha decidido, tal vez nuestra detención. En las próximas horas lo sabremos", dice Bacale.

Las elecciones de ayer representan una catástrofe política para el Gobierno ecuatoguineano. Obiang ha mantenido durante años la ficción de que su régimen se movía lentamente hacia la democracia. Entre los candidatos que se han retirado está Secundi Oyono, antiguo colaborador suyo, y Jeremías Ondó, que lidera la facción de UP teóricamente abducida con los fondos petroleros del régimen, unos fondos que el propio Obiang califica de "secreto de Estado". La otra facción de los democristianos de UP, la única oposición real junto al CPDS, está encabezada por Fabián Nsué, brutalmente torturado este año.

En el macrojuicio de junio se condenó sin pruebas a Plácido Micó (secretario general del CPDS) y a Felipe Ondó y Guillermo Nguema Elá, del Frente Democrático Republicano, entre otros. El régimen les acusó de organizar un supuesto golpe de Estado. La presencia de observadores españoles y de Amnistía Internacional permitió descubrir los pormenores de la farsa y evitó varias sentencias a muerte. En las elecciones, Obiang no ha querido testigos incómodos: adelantó dos meses su celebración y prohibió la presencia de observadores extranjeros.

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