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El futuro de la UE

Cada país decidirá cómo luchar contra el cambio climático

Los países de la UE se batirán a cara de perro durante los dos próximos meses para encajar en sus políticas económicas y en momentos de grave crisis financiera y económica las exigencias, reconfirmadas ayer con la boca pequeña por sus líderes, que conlleva cumplir su compromiso de lucha contra el calentamiento atmosférico.

Los objetivos del triple 20 para 2020 se mantienen, lo mismo que la idea de definir una estrategia comunitaria en la cumbre de diciembre, pero ahora se ha añadido expresamente que el acuerdo deberá tener en cuenta la situación de cada país. El italiano Silvio Berlusconi y el polaco Donald Tusk añadieron por su cuenta que la decisión deberá ser adoptada por unanimidad.

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Nicolas Sarkozy aspiraba a lograr en este Consejo Europeo un acuerdo sobre el ritmo a seguir para hacer bueno en 2020 el propósito europeo de recortar en un 20%, con respeto a 1990, las emisiones de dióxido de carbono; conseguir que el 20% de la energía consumida sea de origen renovable, e incrementar en un 20% la eficiencia energética de la UE.

Un total de 10 países se alzaron contra los detalles del plan francés (Alemania, Italia y ocho de la ampliación encabezados por Polonia) por considerarlos insoportablemente gravosos para sus economías. Tusk mantenía ayer el dramatismo de sus razones: "Queremos que haya un plan que permita sobrevivir a los países más pobres de la UE".

Soluciones apropiadas

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Las conclusiones de la cumbre, reducidas a la mínima expresión de un devaluado párrafo, insisten en la voluntad de mantener los ambiciosos objetivos y dan cuenta de que se ha encargado a la Comisión trabajar a fondo para que en diciembre se pueda decidir sobre las soluciones apropiadas "teniendo en cuenta la situación específica del Estado".

"El desafío climático es tan importante que no se le puede abandonar por la crisis financiera", insistió Sarkozy. "Los objetivos siguen siendo los mismos y el calendario, el mismo. Hay que encontrar soluciones para los países que han expresado inquietudes".

Berlusconi dejó Bruselas aparentemente confortado con esa promesa, a la que añadió la de que había acuerdo para que nada se hiciera en diciembre sin consenso, lo mismo que dijo Tusk, erigido en portavoz de los ocho nuevos socios con grandes reservas.

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