El país más importante de Latinoamérica

Bill Clinton y George W. Bush acaban de tener un debate cara a cara en Canadá donde discutieron los grandes temas de nuestro tiempo. ¿Cuál fue el único país de América Latina mencionado en la conversación? Cuba. En abril se reunieron en Trinidad los jefes de Estado de las Américas. ¿El tema central? Cuba -el único país que no fue invitado a esa cumbre-. Ahora, se reúne la Organización de Estados Americanos (OEA) en Honduras. ¿Cuál es el problema central que domina las deliberaciones de los ministros del continente y que obliga a Hillary Clinton a distraer su atención de la bomba atómica norcoreana y de las crisis en Oriente Próximo, Afganistán y Pakistán para viajar a esta cumbre de la OEA? Cuba, por supuesto.
La pequeña isla de Cuba suscita más interés que una potencia dinámica como Brasil
Hace poco, el Brookings Institution, un think tank de Washington, organizó una reunión para debatir la situación de Cuba. La sala se llenó. Pocos días después convoco a otra reunión a la que no fue casi nadie. ¿El tema? Brasil.
Este enorme interés por Cuba no es sólo de presidentes, ministros y periodistas de América. En Europa pasa lo mismo. Y según Google, Cuba casi duplica a Brasil en número de sitios de Internet relacionados con cada uno de los dos países.
Así las cosas, si un marciano aterrizase en nuestro planeta le sería obvio que Cuba es el país más importante de América Latina. Pero esta conclusión duraría sólo hasta que tuviese que ubicar a la isla en un mapa. O comparar a Cuba con otros países de la región: con Brasil, por ejemplo.
Brasil ocupa casi la mitad de todo el territorio de Suramérica y es el quinto país más vasto del mundo. Su superficie es casi 80 veces más grande que la de Cuba. En una sola ciudad brasileña -São Paulo- vive más gente que en toda Cuba. La economía brasileña es una de las más grandes y dinámicas del mundo, y es 31 veces más grande que la de Cuba. El intercambio comercial entre Brasil y el resto del mundo es 25 veces mayor que el de Cuba. Las fuerzas armadas de Brasil son diez veces más numerosas que las de Cuba. En las negociaciones mundiales sobre medio ambiente, comercio, seguridad nuclear, sistema financiero, energía o la lucha contra la pobreza, Brasil es un actor principal.
¿A qué se debe, entonces, esta atención casi obsesiva a la pequeña isla caribeña? ¿Por qué hay más interés en Cuba que en Brasil?
La explicación más común es que Cuba tiene un valor simbólico más potente que el de Brasil. Es el pequeño país que decidió enfrentarse al imperio yanqui y al cual el imperio no ha podido doblegar. Es la isla con líderes icónicos como Fidel Castro y el Che Guevara, y el país latinoamericano que encarna la lucha del humanismo socialista contra el materialismo capitalista. Cuba también fue la pequeña nación que en otras épocas envió sus tropas a América Latina y a África a luchar y morir por defender a los más pobres [y los intereses del Kremlin, pero ésa es otra historia]. Y también el país cuyos avances en materia de atención médica y educación para la mayoría fueron legendarios. Es el pequeño país al cual Estados Unidos agrede desde hace décadas con un absurdo embargo.
Lástima que también sea el país en el cual hay gente dispuesta a echarse al mar y arriesgar la vida con tal de escapar de las privaciones materiales, la represión y la asfixia política. Un país cuya economía depende de las limosnas de sus aliados para subsistir, y donde la escasez y el desabastecimiento son la norma. También el país donde, por más de medio siglo, el poder ha estado en manos de la misma familia.
Mientras tanto, en Brasil... Gobierna un presidente de izquierda, líder sindical que fue democráticamente electo dos veces y goza de los niveles de popularidad más altos del mundo. También es el país que más ha logrado reducir la desigualdad económica. Sucesivos Gobiernos brasileños -de partidos rivales- han logrado mejorar la calidad de vida, la educación y la salud de millones de pobres y Brasil es hoy uno de los modelos por sus éxitos en la lucha contra el sida, el analfabetismo o el uso de fuentes alternas de energía. En fin, un país que no es tan interesante como la fracasada isla del Caribe.
mnaim@elpais.es
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