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La presidenta Rousseff anuncia la concesión de 7.000 millones de euros de crédito para pequeños agricultores

La medida forma parte de un proyecto aún más ambicioso de 45.000 millones de euros destinados a apoyar la agricultura intensiva y aumentar la producción

Fiel a sus promesas electorales, la presidenta Dilma Rousseff ha anunciado este martes una concesión de crédito de 7.000 millones de euros a los pequeños agricultores para la cosecha 2011-2012. La finalidad es elevar el nivel económico de las familias que aún siguen viviendo en el campo sin emigrar para las grandes urbes.

Entre esas familias se encuentran también numerosas comunidades indígenas. Con esos créditos, el Gobierno financiará la cosecha que empieza a plantarse este mes. El objetivo es, según Rousseff, aumentar la producción de alimentos de los agricultores que aún viven de sus pequeñas propiedades.

"Si fuesen necesarios más recursos aún los haremos disponibles", confirmó la presidenta. La medida forma parte de un proyecto aún más ambicioso de 45.000 millones de euros destinados a apoyar la agricultura intensiva.

Según Dilma, Brasil "se carcteriza por ser un gran productor y exportador de alimentos, pero se caracteriza también por poseer una agricultura familiar responsable por la alta calidad del alimento que llega a nuestras mesas". El proyecto anunciado por Rousseff en persona tiene también como finalidad aumentar un 5% la producción de cereales del país, donde se ha producido ya un record de 162 millones de toneladas entre 2010 y 2011. Con las ayudas ofrecidas por el Gobierno esa producción debería alcanzar el próximo año 170 millones de toneladas.

Para justificar de algún modo ese crédito millonario a las familias de pequeños agricultores, Rousseff ha querido puntualizar que "del mismo modo que el Gobierno incentiva a los grandes agricultores para aumentar la producción y exportación de alimentos, que hoy representan casi el 40% de todas las exportaciones del país, también es necesario ayudar a los pequeños productores en el imperativo del combate a la miseria".

Según números oficiales, presentados por la agencia Efe, la agricultura familiar brasileña produce el 70% de los alimentos que consumen los brasileños y responde por el 74% de los trabajadores que viven en el campo y suponen el 10% del Producto Interno Bruto del país (PIB).

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La decisión de Dilma de conceder esas ayudas millonarias a los pequeños agricultores va también enderezada a calmar las aguas del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) que no siempre mantuvieron buenas relaciones con el expresidente Lula da Silva y que acabaron llevando a cabo miles de invasiones de latifundios y hasta acciones condenadas por la justicia, como ocupación de sedes de instituciones públicas y hasta del mismo Parlamento.

La presidenta, desde el primer momento de su mandato, alertó que no permitiría al MST acciones criminales y que en dicho caso caerían bajo el peso de la justicia. Al mismo tiempo, con el sentido pragmático que la caracteriza, está ofreciendo a los pequeños agricultores lo que ellos necesitan y desean: poder salir de la miseria de un cultivo precario de la tierra que los perpetúa en su pobreza.

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