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El presidente de Costa de Marfil rechaza dimitir a cambio de inmunidad

Los organismos africanos ultiman un plan de intervención militar en el país

Los presidentes de Benín, Cabo Verde y Sierra Leona y el primer ministro de Kenia se reunieron ayer en Costa de Marfil con Laurent Gbagbo, a quién ofrecieron inmunidad judicial a cambio de que ceda el poder pacíficamente a Alassane Ouattara, ganador de las elecciones presidenciales del pasado noviembre. De lo contrario, será desalojado por la fuerza.

La misión de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) y la Unión Africana (UA) supone un último intento de convencer a Gbagbo y evitar una guerra. Tras la reunión, sin embargo, el mandatario marfileño permanecía anoche enrocado en su posición. "El resumen del encuentro es que Gbagbo se ha negado a renunciar", relató un alto cargo de la CEDEAO que pidió el anonimato.

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La misma fuente, por la mañana, había señalado "indicios" de que Gbagbo podría aceptar una dimisión, a cambio de "garantías de que no será procesado por violaciones de los derechos humanos o delitos similares cuando deje el poder". La fuente reveló que el equipo mediador había admitido esa condición. Además, Gbagbo pretendería conservar sus cuentas en el extranjero ahora bloqueadas, al menos en Estados Unidos y la Unión Europea, y "que sus principales partidarios tengan un lugar en el nuevo Gobierno" de Ouattara.

Fuentes de la Administración estadounidense, también bajo condición de anonimato, señalaron que Washington estaría dispuesta a tomar en consideración acoger en su territorio a Gbagbo si este aceptara ceder el poder.

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Públicamente, sin embargo, el todavía presidente de Costa de Marfil había anunciado que rechazaría cualquier oferta. "No se trata de que Laurent Gbagbo esté buscando alguna salida. Se trata de que Laurent Gbagbo ha ganado las elecciones", declaró a la BBC su portavoz, Ohoupa Sessegnon. "Ahora parece que la oposición, apoyada por los franceses y sus aliados, no quiere aceptarlo".

La oferta sería el último intento, previo al uso de la fuerza militar, de convencer a Gbagbo de que ceda pacíficamente el poder a Ouattara, reconocido por la comunidad internacional como ganador de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales marfileñas del pasado 28 de noviembre, según los responsables de la CEDEAO. Los presidentes Yayi Boni, de Benín; Pedro Pires, de Cabo Verde; y Ernest Koroma, de Sierra Leona, ya estuvieron el martes pasado en Costa de Marfil y advirtieron a Gbagbo que la CEDEAO puede utilizar la fuerza militar para obligarle a ceder el poder si no lo entrega a Ouattara. A la misión se ha unido Raila Odinga, primer ministro keniano, como enviado de la UA, quien el lunes se entrevistó en Abuya con el presidente nigeriano y titular de turno de la CEDEAO, Goodluck Jonathan, para coordinar sus posiciones.

Tras el encuentro con Gbagbo, la delegación se reunió anoche también con Ouattara, quién declaró que para él las "conversaciones se acabaron". El presidente de Sierra Leona, sin embargo, precisó ayer que pese a los infructuosos resultados el esfuerzo de mediación no se había acabado.

El presidente nigeriano declaró este fin de semana que, tras esta visita, la CEDEAO adoptará una decisión definitiva sobre qué hacer en Costa de Marfil, para lo que ya están preparados los planes militares de intervención. Sunny Ugoh, portavoz de la CEDEAO, también dijo que "Gbagbo tiene que dejar el poder o enfrentarse al uso de la fuerza legítima. Lo que no es negociable es el hecho de que Gbagbo se tiene que ir". El mismo Koroma ha indicado que esta visita "será la última".

Tanto la UA como la CEDEAO han reconocido como presidente a Ouattara y suspendido a Costa de Marfil hasta que se haga el efectivo traspaso del poder. La ONU, la Unión Europea, Estados Unidos y otros países también respaldan a Ouattara y han sometido a sanciones a Gbagbo y su entorno. Tras el Año Nuevo, Gbagbo ha insistido en que él es el presidente y ha vuelto a pedir a la Operación de Naciones Unidas en Costa de Marfil que se vaya del país.

Costa de Marfil se enfrenta así a la reanudación de la guerra civil (2002-2007) que dejó el país dividido y controlado en el sur por las Fuerzas Armadas y de seguridad leales a Gbagbo, y en el norte por las Fuerzas Nuevas de Soro, que no se desarmaron tras el conflicto y respaldan a Ouattara. Una amenaza inmediata para la seguridad en Costa de Marfil son las proclamas de Charles Blé Goudé, líder de los violentos Jóvenes Patriotas, partidarios de Gbagbo, que ha insistido en "liberar totalmente el país" y acabar con el Gobierno de Ouattara y los cascos azules que lo protegen en su sede provisional del Hotel Golf de Abiyán.

Si la amenaza se cumple, la violencia se podría generalizar en el país, donde los seguidores de Gbagbo, según denuncias de la ONU, también han utilizado milicias y mercenarios liberianos para cometer asesinatos y secuestros. Unas 200 personas, en su mayoría seguidores de Outtara, han desaparecido el mes pasado.

Gbagbo (derecha) recibe al presidente de Sierra Leona, Koroma (centro), y al primer ministro de Kenia, Odinga.
Gbagbo (derecha) recibe al presidente de Sierra Leona, Koroma (centro), y al primer ministro de Kenia, Odinga.EFE

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