_
_
_
_
_

Tres presos islamistas denuncian a Boeing por los vuelos de la CIA

Abu Kassim narra en la cárcel de Casablanca su traslado desde Pakistán a Marruecos

"No sé si esto es positivo, porque mi realidad cotidiana siguen siendo las cuatro paredes de esta cárcel". Brital Abu Kassim, de 39 años, se muestra escéptico por teléfono desde la prisión de Ain Borja, en Casablanca, pese a que ayer la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) presentó en EE UU en su nombre, y en el de otros dos reos islamistas, una denuncia contra una empresa que organizó los vuelos de la CIA en los que fueron deportados supuestos terroristas.

"Mi marido, encarcelado desde hace más de cuatro años, no entiende del todo el alcance de esta iniciativa", explica Anna Lucia Pighizzini desde la ciudad italiana de Bérgamo, en cuyo Ayuntamiento trabaja como bibliotecaria. "Pero la denuncia removerá el asunto y acaso anime de una vez al Gobierno italiano a apoyarnos con gestiones diplomáticas", recalca la esposa de Abu Kassim.

La Unión Americana de Libertades Civiles presentó ayer en San José (California) una denuncia contra Jeppesen Dataplan, una filial de Boeing, por haber proporcionado tripulaciones, planes de vuelo, preparado los trámites aduaneros y suministrado combustible a al menos 15 aviones que, desde 2001, efectuaron 70 vuelos con presuntos terroristas secuestrados y deportados por la CIA.

"Las empresas estadounidenses no pueden sacar provecho del programa de vuelos de la CIA que es ilegal y contrario a los valores clave de EE UU", afirmó ayer Anthony Romero, director ejecutivo de la citada organización humanitaria en su página web (www.aclu.org). "Las compañías que optaron por participar en esas actividades deben y tienen que asumir la responsabilidad legal", añadió. Jeppesen Dataplan rehusó comentar la denuncia de la que fue objeto.

ACLU actúa, en realidad, por cuenta de tres presos islamistas que efectuaron vuelos organizados por Jeppesen. La relación entre esta compañía y la CIA fue desvelada en octubre pasado por un ex ejecutivo de la empresa en la revista The New Yorker.

Los tres presos que ACLU representa, en virtud de una disposición legal que permite a los extranjeros no residentes presentar denuncias en EE UU, son el etíope Binyam Mohamed, actualmente encarcelado en Guantánamo; el egipcio Ahmed Agiza, que cumple prisión en su país, y Abu Kassim.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Este italiano de origen marroquí, fue detenido en marzo de 2002 en Pakistán donde, según él, se desplazó para estudiar teología islámica. "Los paquistaníes me torturaron durante días antes de curarme un poco y entregarme a los americanos", recordaba ayer.

"Dos meses después éstos me trasladaron esposado, con los ojos vendados, encadenado y con un pañal a Marruecos", prosiguió. Al cabo de nueve horas el avión aterrizó presumiblemente en Salé, junto a Rabat, y de ahí fue llevado a la cercana sede en Temara de la DST, la policía política marroquí.

Allí permaneció "desaparecido" durante cuatro meses hasta su puesta en libertad a finales de 2002. Se instaló en la casa de su madre en Kenitra para pasar su convalecencia y tratar de obtener la protección de la diplomacia italiana para salir del país. "La embajada no nos ayudó", se lamenta Anna Lucia que se ha convertido al islam. Ahora se llama Khadija y lleva el hiyab (velo islámico).

En mayo de 2003, Abu Kassim se animó a regresar a Italia pasando por la frontera de Melilla, pero la policía marroquí le retuvo con tan mala suerte que, mientras le volvían a interrogar, se produjeron los atentados de Casablanca en los que hubo 45 muertos.

Segunda desaparición

Abu Kassim volvió entonces a "desaparecer" en Temara durante cerca de nueve meses. Esta vez no fue puesto en libertad, sino que un tribunal marroquí le impuso 15 años por terrorismo. Su confesión, obtenida baja tortura, sirvió para condenarle, según su abogada Francesca Longhi.

"Le aseguro", insiste Anna Lucia, "que mi marido no hizo nada en Marruecos ni en Italia", donde también fue investigado, pero no llegó a ser inculpado.

"Está detenido ilegalmente y su situación se remediaría si se efectuase una presión enérgica sobre las autoridades marroquíes", sostuvo en marzo Claudio Fava, el eurodiputado italiano que presidió la comisión de investigación del Parlamento Europeo sobre los vuelos de la CIA.

Brital Abu Kassim, en una imagen proporcionada por su familia.
Brital Abu Kassim, en una imagen proporcionada por su familia.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_