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Se recrudece la crisis entre Rusia y Georgia

Putin ordena colaborar con las autoridades de hecho de las provincias separatistas Abjazia y Osetia del Sur

El renovado apoyo del Kremlin a los separatistas de Abjazia y Osetia del Sur ha recrudecido la crisis entre Rusia y Georgia, país que ha pedido auxilio al Consejo de Seguridad de la ONU después de que el presidente Vladímir Putin decidiera esta semana aplicar un trato de favor a aquellas regiones rebeldes.

La tormenta que vuelve a ensombrecer las relaciones ruso-georgianas, tras un breve deshielo, ha sido desatada por una orden dada por Putin a su Gobierno con el fin de que colaboren con las "autoridades de hecho" de Abjazia y Osetia del Sur con objeto de apoyar a la población local, incluidos los ciudadanos rusos allí residentes. Rusia reconocerá también diversos documentos emitidos por los separatistas, entre ellos el certificado de registro de entidades jurídicas, según el comunicado de prensa emitido el miércoles por el ministerio de Exteriores en Moscú.

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La orden de Putin ha sido valorada por los medios de información rusos como un paso cualitativo de Moscú para comenzar el reconocimiento de Abjazia y Osetia del Sur o, más aún, para la "integración" de estos territorios en Rusia. Para Tbilisi, sin embargo, se trata de un paso hacia la "anexión" y un intento de crear dificultades suplementarias al ingreso de Georgia en la OTAN.

Para la comunidad internacional incluida Rusia, Abjazia y Osetia del Sur son parte integrante de Georgia, pese a que estos dos territorios nunca han sido controlados por Tbilisi desde que Georgia fuera reconocida como Estado independiente tras la desintegración de la URSS en 1991. A comienzo de los noventa, los georgianos fueron rechazados militarmente tanto en Osetia del Sur como en Abjazia, después de lo cual los conflictos secesionistas permanecieron congelados con fórmulas multilaterales de alto el fuego que involucran a la ONU, en el caso de Abjazia, y a la Organización de Cooperación y Seguridad en Europa (OSCE) en el de Osetia del Sur.

Desde la llegada de Vladímir Putin al poder en 2000, Moscú ha practicado una política de masivo reparto de pasaportes entre los habitantes de estos dos territorios, que han podido así viajar libremente a Rusia y disfrutar de algunas prestaciones sociales, como las pensiones de jubilación. La orden del presidente ampliará esas prestaciones, ya que va encaminada a crear un "mecanismo de defensa multilateral de los derechos, libertades y legítimos intereses de los ciudadanos rusos". Putin ordenó colaborar con las autoridades de ambos territorios e involucrar a las regiones rusas en esta colaboración.

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Observadores políticos creen que uno de los objetivos de la disposición presidencial es preparar el camino al reconocimiento de las propiedades inmobiliarias rusas en Abjazia, una zona privilegiada de la costa del Mar Negro, que fue lugar favorito de vacaciones entre la aristocracia rusa primero y la nomenklatura soviética después. El interés de Abjazia para los rusos está en alza en vista de los proyectos de desarrollo urbanístico y turístico asociados con la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 en Sochi, prácticamente en la frontera con Abjazia. El interés de Rusia por la costa abjaza va en aumento también ante la perspectiva de tener que dejar Sebastopol, sede de la flota del Mar Negro, en 2017 cuando expire el acuerdo que permite a Moscú mantener su principal base de dicha flota en Crimea.

Tras la independencia unilateral de Kosovo, Moscú ha puesto en práctica una política más decidida de defensa de los separatistas del entorno pos-soviético. La Duma Estatal de Rusia recomendó al Ejecutivo considerar la posibilidad de reconocer la independencia de Abjazia y Georgia.

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