Un régimen dictatorial con reservas de petróleo

Guinea Ecuatorial es una dictadura que celebra elecciones amañadas. Las próximas están previstas para el 25 de abril. El Gobierno hace coincidir las legislativas con las municipales, pese a no tener preparado ni siquiera el censo de votantes. En Guinea se tortura en comisarías y cárceles, como ha denunciado, por ejemplo, Amnistía Internacional. En el juicio contra los bubis, en 1998, muchos detenidos tenían las orejas cortadas. En el de 2002 contra la oposición interna, acusada de organizar un supuesto golpe de Estado, algunos presos presentaban las muñecas rotas.
Pero Guinea también tiene petróleo. Una riqueza que no repercute en su población, pues la mayoría sobrevive por debajo del umbral de la pobreza. El presunto golpe de los mercenarios llega en momento oportuno para Obiang, que ya ha tratado de vincular al principal partido de la oposición democrática interna, Convergencia para la Democracia Social, de Plácido Micó, y desatar otra represión. En los últimos tres meses, las dificultades se acumulan para Obiang. Existe la lucha abierta por la sucesión entre su hijo Teodorín y los numerosos hermanos del presidente. Y en el exterior se enfrenta a una investigación del FBI sobre una cuenta en un banco de Washington.
No es la primera vez que se implica a Severo Moto en un golpe de Estado. El más significativo fue en 1997. Las autoridades guineanas lo detuvieron cuando viajaba en barco hacia el país con 27 mercenarios. Fue juzgado y condenado. La mediación del Gobierno español logró su libertad. El asunto de los detenidos en Harare y Malabo llega un mes después de que España despachara hacia Guinea dos barcos de guerra con 500 hombres que nunca llegaron a su destino. Ese extraño movimiento de tropas coincidía con el rumor de que empresarios libaneses e ingleses habían contratado mercenarios para tomar Malabo a mediados de marzo y deponer a Obiang. La noticia fue calificada por Madrid de fantasía.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Francisco Fernández Marugán, el hombre de Estado que siempre estuvo allí
Dabiz Muñoz vuelve a meterse en el vestido de las Campanadas de Cristina Pedroche: “No te pido que me superes, al menos iguálame”
El cirujano acusado de violar a una paciente en Murcia alegó que llevaba mucha ropa y que se mueve por sus problemas de circulación
Los ‘tickets’ que Ábalos pasó al PSOE: una comida para nueve en Navidad, “un menú” de 332 euros y cenas en distintos sitios a la misma hora
Lo más visto
- La Audiencia Nacional avala la decisión de Robles de retirar el nombre de Franco a una bandera de la Legión
- Rusia amenaza con romper las negociaciones tras acusar a Ucrania de atacar una residencia de Putin
- Estados Unidos usó drones de la CIA para golpear un puerto de Venezuela ligado al narcotráfico
- Alain Aspect, Nobel de Física: “Einstein era tan inteligente que habría tenido que reconocer el entrelazamiento cuántico”
- Robles exige a Feijóo que pida disculpas por decir que el Ejército no acudió en ayuda de las víctimas de la dana




























































