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El régimen sirio mata a decenas de opositores en otro viernes de la ira

La ONU presiona para enviar observadores de la situación humanitaria

Enric González

El régimen sirio actúa ya como una dictadura acorralada. Además de masacrar a su población, intenta descabezar cualquier posibilidad de alternativa democrática. La policía detuvo ayer al empresario Riad Seif y al teólogo Muaz el Jatib, dos personalidades de gran relieve que podían erigirse en líderes de la revuelta. Como cada viernes, pese a los ametrallamientos, al despliegue de tanques y a la devastación ejemplar infligida en la ciudad rebelde de Deraa, decenas de manifestaciones exigieron en todo el país la caída del presidente Bachar el Asad. La represión violenta produjo al menos 20 muertos.

La detención de Riad Seif demostró, igual que el asalto militar a Deraa, que Bachar el Asad quería intimidar además de reprimir. Seif, empresario y antiguo parlamentario, rompió con el régimen y en 2005 fue el primer firmante de la Declaración de Damasco, un texto con el que 250 personalidades sirias reclamaron reformas democráticas. En 2001, poco después de que Bachar el Asad sustituyera a su padre y de que este aplastara la efímera primavera política inspirada por el relevo, Seif fue condenado a cinco años de cárcel por "desafiar al Estado". En 2008 fue encarcelado otra vez por "intentar derrocar al Gobierno". Ahora, gravemente enfermo de cáncer y arruinado, llevaba unos meses en libertad.

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La policía también detuvo en su casa de Damasco al religioso Muaz el Jatib, un teólogo suní de prestigio que imparte clases en diversas universidades extranjeras y en los últimos años se ha vinculado a la oposición reformista y a los esfuerzos por aglutinar a las diversas confesiones religiosas en que se divide Siria.

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En cierta forma, el Gobierno se desmintió a sí mismo con el encarcelamiento de las dos personalidades. Desde el principio de la revuelta popular, a mediados de marzo, afirma combatir una "sublevación armada de islamistas". Ni Seif ni El Jatib tienen nada de extremistas religiosos.

El conflicto sirio, en el que según Amnistía Internacional han muerto ya más de 550 personas (es imposible comprobar las cifras porque la prensa tiene prohibido actuar en el país), podría adquirir una dimensión internacional con la entrada de equipos de Naciones Unidas destinados a comprobar la situación humanitaria. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió el jueves que se dejara actuar a esos equipos y ayer anunció haber obtenido la autorización de Damasco. El Gobierno permaneció en silencio. El ingreso de observadores internacionales supondría un hito en un país tradicionalmente opaco al escrutinio de las organizaciones internacionales.

Tras la devastación de Deraa, ocupada por las tropas de Maher el Asad, hermano del presidente, ayer fueron Homs y Hama las ciudades donde las fuerzas de seguridad se emplearon con más violencia. En Homs, rodeada de tanques, miles de manifestantes trataron de ocupar el centro urbano y fueron dispersados a tiros. Murieron 10 personas, según informó Ammar Qurabi, director de la Organización para los Derechos Humanos en Siria. En Hama las víctimas mortales fueron seis. Las cifras podrían ascender porque el caos en las calles y los cortes de comunicaciones hacían muy difíciles los recuentos.

En Deraa, donde comenzó la revuelta, apenas hubo ayer protestas debido a la enorme presencia militar, reforzada con blindados y helicópteros. Al menos 60 personas murieron durante las pasadas dos semanas en la ciudad, un núcleo agrícola y empobrecido cercano a la frontera con Jordania. La Cruz Roja anunció que uno de sus vehículos, con suministros médicos, logró entrar en Deraa para prestar los primeros auxilios a una población sometida al corte de energía eléctrica y a escasez de agua.

También en Damasco se formó una pequeña manifestación en el barrio céntrico de Midan que fue rápidamente disuelta con gases y cargas policiales. En Banias, una ciudad portuaria a la que desde el miércoles afluían columnas de tanques y tropas, varios miles de personas, según activistas locales, marcharon con ramos de olivo y banderas sirias al grito de "el pueblo exige la caída del régimen", popularizado en las revueltas de Túnez y Egipto.

Por otra parte, la Unión Europea acordó sancionar a 13 personalidades sirias por la violenta represión de las protestas. Aunque no se revelaron los nombres, fuentes diplomáticas indicaron que el listado no incluye ni al presidente ni al ministro de Defensa. Las sanciones se adoptarán la próxima semana y supondrán la prohibición de viajar a Europa y la congelación de los activos en la UE de los afectados, informa desde Bruselas Ricardo M. de Rituerto.

Manifestación antigubernamental tomada con un teléfono móvil en la ciudad costera de Banias.
Manifestación antigubernamental tomada con un teléfono móvil en la ciudad costera de Banias.AP

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