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Las relaciones entre Estados Unidos y Pakistán alcanzan un punto crítico

Islamabad detiene a cinco personas por ayudar a la CIA a localizar a Bin Laden

La detención de varios informantes paquistaníes que ayudaron en la localización de Osama bin Laden ha llevado las relaciones entre Estados Unidos y Pakistán a una situación tan crítica que está obligando a los servicios de espionaje norteamericanos a reconsiderar la continuación de algunas de las operaciones que se desarrollan en ese país.

La información sobre la captura de al menos cinco informantes de la CIA fue facilitada por fuentes norteamericanas a The New York Times y confirmada ayer a Associated Press y a la cadena MSNBC, aunque el Gobierno de Islamabad la ha desmentido. Entre los detenidos se encuentran el propietario de la casa desde la que los agentes de la CIA observaron durante meses los movimientos de Bin Laden en su residencia de Abbottabad y la persona que dobló las matrículas de los coches que entraban en ese lugar.

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Estas detenciones han sido recibidas en Estados Unidos como un gesto hostil de parte de un supuesto aliado y han elevado extraordinariamente la decepción por el comportamiento de Pakistán en la lucha contra Al Qaeda y el extremismo islámico. El director de la CIA, Leon Panetta, visitó por sorpresa Islamabad la semana pasada para abordar esta situación. El número dos de la CIA, Michael Morell, informó también la pasada semana al Comité de Inteligencia del Senado sobre el grave deterioro de la cooperación con Pakistán.

La captura de los informantes se produce tras las discrepancias públicas entre los dos Gobiernos en relación con la sospecha de que Pakistán conocía el paradero de Bin Laden, que vivía en una zona militar muy vigilada, y se lo ocultó a las autoridades de EE UU. Los responsables paquistaníes se quejan de que Barack Obama ordenase una acción militar sobre suelo de ese país sin habérselo informado previamente.

Ante esta evidente crisis de confianza, Estados Unidos está considerando alternativas para algunos de sus programas de seguridad en Pakistán, especialmente para los vuelos de aviones sin tripulación sobre las zonas rurales paquistaníes en los que se refugian los principales líderes terroristas y talibanes. La CIA, que dirige ese programa, está pensando, según Associated Press, trasladar la base de operaciones de esos aparatos a Afganistán y actuar desde allí sin permiso de Pakistán. El Gobierno de Islamabad se ha quejado en el pasado de estos vuelos, que frecuentemente han provocado muertes entre civiles por errores en la localización de los blancos. La Embajada de Pakistán en Washington y un portavoz oficial de la CIA han negado que la colaboración antiterrorista entre los dos países esté actualmente en peligro. Pero eso no ha convencido al Congreso norteamericano, donde desde hace tiempo se viene presionando a la Administración de Obama para que castigue a Pakistán.

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Hasta ahora no se han anunciado medidas en ese sentido, pero The New York Times asegura que el Pentágono mantiene retenido un pago de 300 millones de dólares (210 millones de euros) que debía haber hecho a Pakistán por el despliegue de 100.000 de sus soldados en la frontera con Afganistán.

El presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Rogers, ha asegurado que Bin Laden recibía ayuda del servicio secreto paquistaní y ha amenazado con una iniciativa de congresistas para suspender la totalidad de los 2.000 millones de dólares (1.400 millones de euros) que el Ejército paquistaní recibe de EE UU. Una decisión así, cada día más probable, podría significar la cancelación de una cooperación que se considera vital para contener el extremismo en Pakistán y para la estabilización de Afganistán y la derrota de los talibanes.

El escondite de Bin Laden en Abbottabad.
El escondite de Bin Laden en Abbottabad.ANJUM NAVEED (AP)

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