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Elecciones en EE UU

Los republicanos vetan el fin de Guantánamo

Una victoria de la oposición impedirá al presidente Obama cerrar el polémico penal

Antonio Caño

Una victoria del Partido Republicano la próxima semana le haría casi imposible a Barack Obama cumplir con su promesa de cerrar la prisión de Guantánamo, en Cuba, y significaría también un serio obstáculo para el desarrollo de otros proyectos de la política de seguridad y exterior de la actual Administración.

Guantánamo es un símbolo de la rectificación que Obama quiso hacer con respecto al Gobierno de George Bush. Por tanto, para la mayoría republicana que probablemente controlará el Congreso, es también un símbolo de todo aquello en lo que hay que frenar al presidente. Una gran parte de los actuales representantes de la oposición en el Capitolio son ya de la opinión de que el cierre de Guantánamo constituiría una amenaza para la seguridad nacional. Ese sector se va a ver a partir del martes reforzado por elementos más radicales y, posiblemente, en número suficiente como para impedir cualquier acción de la Casa Blanca.

Los conservadores prometen frenar la agenda exterior de la Casa Blanca

El cierre de Guantánamo, donde quedan actualmente 174 presos, se ha visto retrasado hasta ahora por una serie de dificultades legales y por la resistencia de los propios congresistas demócratas. Su consumación solo es posible mediante dos vías: el traslado de los presos a territorio norteamericano y su expatriación o deportación a terceros países que quieran acogerlos. Los republicanos están decididos a bloquear ambas opciones.

Para el traslado de los presos a EE UU, la Administración ha decidido habilitar una prisión de alta seguridad en Illinois y ha solicitado al Congreso 100 millones de dólares a fin de afrontar los gastos de esa operación. Hasta ahora el Congreso ha condicionado la aprobación de esa partida a la presentación por parte del Gobierno de garantías de que ese traslado no representa ningún riesgo para la población norteamericana.

Los principales senadores republicanos han advertido ya de que esas garantías no existen, por lo que el dinero para el cierre de Guantánamo no será aprobado. Los republicanos de más alto rango en los comités de Inteligencia y de Asuntos Judiciales del Senado, Christopher Bond y Jeff Sessions -que serían los presidentes de esos comités si su partido consigue la mayoría- escribieron el pasado agosto una carta al fiscal general, Eric Holder, en la que le advertían de que la Administración estaba "acelerando precipitadamente el cierre de Guantánamo" sin consideración del peligro que eso significaba.

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El partido de la oposición quiere también cerrar la vía del envío de presos a otros países. El diario The Wall Street Journal informaba el miércoles de que una comisión de asesores de congresistas republicanos ha visitado en las últimas semanas algunos de los países a los que los sospechosos de terrorismo fueron trasladados, entre ellos España, para certificar que la vigilancia a la que se les somete allí es insuficiente.

Los republicanos tienen intención de preparar unas conclusiones de esa investigación y forzar al Congreso a aprobar una resolución contra las deportaciones de presos, a menos que se cumplan una serie de condiciones tan drástica que, seguramente, ningún país de acogida estaría dispuesto a aceptar. Los congresistas de la oposición consideran su postura justificada por un informe del Pentágono, según el cual alrededor del 20% de los prisioneros deportados vuelven a la actividad terrorista.

De los presos cuya situación está pendiente de solución, hay un centenar que esperan ser transferidos al exterior, algo más de 40 pendientes de ser juzgados y un tercer grupo a los que no se puede juzgar y que resultan demasiado peligrosos como para ser puestos en libertad. Tampoco para los que podrían ser juzgados se espera una solución fácil, puesto que Obama pretende hacerlo en tribunales ordinarios y los republicanos quieren mantener las comisiones militares.

Las deportaciones de presos empezaron con Bush. Hasta ahora han sido enviados a otros países, especialmente a Europa, 66 detenidos. El Departamento de Estado cuenta con un equipo especial de diplomáticos que se encarga de negociar con distintos Gobiernos del mundo la colaboración para facilitar el cierre del penal. Mantener abierto Guantánamo no solo significa un agravio de carácter moral. Como Obama ha dicho en varias ocasiones, Guantánamo es el mejor banderín de enganche del radicalismo islámico.

Otros puntos esenciales de la estrategia de seguridad de la Casa Blanca pueden verse afectados por la victoria de la oposición: el acuerdo de desarme nuclear con Rusia, pendiente de ratificación por el Senado; la política de distensión con China, sometida a la presión republicana sobre Taiwan y los derechos humanos, e incluso la tímida posibilidad de una aproximación a Cuba, materia innegociable para los conservadores. Como ejemplo, si los republicanos ganan la mayoría en la Cámara de Representantes, la probable presidenta del Comité de Relaciones Exteriores sería la congresista de origen cubano Ileana Ros-Lehtinen, intransigente en todo lo relativo al régimen de los hermanos Castro. El presidente del comité de Supervisión del Gobierno sería Darwell Issa, un auténtico halcón con especial vocación por la política exterior.

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