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Tragedia en Perú

Un seísmo arrasa cuatro ciudades de Perú

La costa central de Perú, incluida Lima, la capital, sufrió el miércoles el terremoto más fuerte que se recuerda en los últimos 37 años. El seísmo fue de magnitud ocho en la escala de Richter, según el Instituto Geofísico de Perú (IGP). El epicentro se ubicó en el mar, a 60 kilómetros del puerto de Pisco y a 169 al sur de Lima. Fue precisamente Pisco la localidad que sufrió con más dureza el movimiento. Estimaciones de Defensa Civil señalan que unas 200 personas murieron allí y que un 70% de los edificios de la ciudad quedaron destruidos o sufrieron serios daños en su estructura.

A la llegada del presidente Alan García a Pisco, una de las zonas más afectadas, los habitantes le pidieron ataúdes
La telefonía fija quedó interrumpida, y la móvil, saturada. Hubo cortes de luz y daños en la carretera Panamericana
Las primeras cifras oficiales indican que han muerto entre 400 y 500 personas, y el número de heridos supera los 1.000
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En todo el país se contabilizaban entre 400 y 500 muertos y cerca de mil heridos, según los datos ofrecidos por el Ministerio de Salud, la Defensa Civil y los bomberos. Pero esas cifras pueden aumentar en las próximas horas.

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En Lima, donde el terremoto se sintió con gran virulencia, no se registraron grandes daños, pero sí una enorme confusión. El seísmo se produjo a las 18.41 de la tarde hora local (1.41 en la España peninsular). Era hora punta. Por ello causó grandes aglomeraciones de personas que salían de los edificios a la calle por temor a derrumbamientos.

A la desesperación causada por la sacudida que se prolongó durante más de dos minutos siguió la originada por la incapacidad de comunicarse. Las líneas telefónicas fijas quedaron cortadas y las móviles, saturadas por la gran cantidad de llamadas que se producían simultáneamente. Solamente Internet siguió funcionando sin problemas. También hubo apagones en varios barrios de Lima, especialmente en los del sur. De madrugada quedaron restablecidos la mayoría de servicios afectados. Sin embargo, Telefónica de Perú, compañía de telefonía fija del país (filial de la española Telefónica), pidió cautela a los usuarios para que "sólo realicen llamadas de emergencia", porque el alto tráfico amenazaba con dejar incomunicadas a las zonas más afectadas por el terremoto.

A la sacudida más fuerte le siguieron numerosas réplicas, más de 320 según el IGP, de las cuales muchas fueron perceptibles. Algunas llegaron a tener una magnitud de seis. También hubo una alerta de maremoto que se prolongó durante varias horas antes de ser levantada definitivamente.

El miedo fue tan grande que en las ciudades de Cañete, Pisco, Chincha e Ica mucha gente pasó la noche fuera de sus casas y pidió inmediata ayuda al Gobierno. El miércoles por la noche, el director del hospital regional de Ica, donde murieron 90 personas según datos extraoficiales, solicitó urgentemente ambulancias para evacuar a Lima a los heridos más graves. Todos los centros médicos de la zona se llenaron de heridos, por lo que los cirujanos se vieron obligados, en casos extremos, a realizar intervenciones en los patios.

La primera reacción del presidente Alan García fue pedir calma a la población, suspender las clases escolares y enviar a varios ministros a las localidades afectadas. Al mediodía de ayer, el presidente partió hacia Pisco para comprobar personalmente los daños y realizar una reunión del Consejo de Ministros. Todos los recursos del Estado se han movilizado hacia el sur de Lima y también un contingente de policías para evitar actos de vandalismo o pillaje.

Sin carretera

A su llegada a Pisco, lo primero que le pidieron los residentes al presidente fueron ataúdes para enterrar a sus muertos. Alan García replicó que ya había dispuesto el envío de 150, pero éstos demoraban en llegar porque la carretera había quedado interrumpida en varios tramos. No se ha proporcionado una estimación oficial de los daños a la infraestructura, pero se sabe que la carretera Panamericana Sur quedó prácticamente inutilizable en el tramo entre Chincha y Pisco, de aproximadamente 50 kilómetros.

En Chincha (200 kilómetros al sur de Lima), los muros de la prisión de Tambo de Mora se desplomaron y sus más de 700 internos la abandonaron. Según algunos reos, fue el subdirector de la cárcel quien les sugirió que abandonaran la prisión por seguridad, ya que había quedado inhabitable. En Ica, la iglesia del Señor de Luren, uno de los edificios emblemáticos de la ciudad, quedó reducida a escombros.

El Instituto Geofísico del Perú informó de que el terremoto se originó por la colisión entre dos placas tectónicas -la continental y la de Nazca- que están en tensión permanente y son responsables de todos los seísmos que tienen epicentro frente a las costas peruanas. "Es el terremoto más fuerte de la región central", comentó Hernán Tavera, director de sismología del IGP. Aunque en la costa peruana los temblores son frecuentes, en Lima no se sentía un terremoto de esta violencia desde 1974, cuando se produjo uno de 6,6 que causó 78 muertos.

El terremoto más terrible que ha sufrido Perú en los últimos tiempos ocurrió en 1970 y también afectó la zona central, pero especialmente la región montañosa del callejón de Huaylas. Murieron más de 67.000 personas.

Miembros de una familia montan guardia a la puerta de su casa destruida por el terremoto en Cañete.
Miembros de una familia montan guardia a la puerta de su casa destruida por el terremoto en Cañete.EFE

"Por el miedo, dormí vestida"

Los habitantes de Lima, ciudad de ocho millones de personas, vivieron el miércoles los dos minutos más largos de su vida. Aunque en la capial los temblores son habituales, muchos nunca habían sufrido uno de esta magnitud.

"Fue horrible, el edificio se movió como si estuviera hecho de juguete", comentó Silvana García, a quien el seísmo cogió en su trabajo, en un edificio en el residencial distrito de Miraflores. "Cuando acabó [el terremoto] había pedazos de techo en el piso y una rajadura que va del suelo hasta el techo", añadió.

Se temía que un terremoto de esta magnitud podría causar grandes daños en Lima, sobre todo en las zonas de su centro histórico y alrededores, donde las construcciones son antiguas y precarias. Pero el miércoles sólo se registraron 16 pequeños incendios, algunos desplomes de paredes y otras emergencias menores, según datos de los bomberos.

También se informó de que algunas estructuras quedaron dañadas; entre ellas la más importante es la sede de los juzgados civiles de Lima, que presenta grietas en vigas y columnas y tuvo que ser cerrada.

El alcalde de Lima, Luis Castañeda, admitió que la ciudad tuvo suerte y que el centro histórico "no está preparado" para soportar seísmos de esta magnitud.

Lo más notorio fue el pánico de la población. En el colindante puerto del Callao, donde se registraron tres muertes, según los datos difundidos por el Gobierno regional, toda la población del distrito de La Punta fue evacuada en previsión de un maremoto.

Las réplicas continuas, que continuaron produciéndose ayer, no dejaron dormir a los limeños. "Hubo varios temblores más", señaló Martha Flórez, de 55 años. "Nunca había sentido un terremoto así. Tenía tanto miedo que dormí vestida", añadió esta limeña.

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