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Conflicto social en Grecia

El sepelio de la víctima policial agudiza las protestas en Grecia

Los sindicatos se niegan a desconvocar la huelga general prevista para hoy - La oposición socialista reclama elecciones anticipadas

María Antonia Sánchez-Vallejo

Una multitud silenciosa, unas 5.000 personas, despidió a primera hora de la tarde de ayer los restos mortales de Alexis, como todos le llamaban. El joven Alexandros Grigoropulos, de 15 años, que resultó muerto el pasado sábado por el disparo de un policía, recibió sepultura en el cementerio de Palios Faliros, localidad vecina a Atenas donde, como todos preveían, se produjeron violentos disturbios tras el sepelio. No fue el único lugar del país: en diferentes zonas de Atenas, Salónica, Patrás, Ioanina o la isla de Rodas estallaron nuevos brotes de una violencia próxima al estado de guerra. El centro de la capital griega permaneció ayer cerrado al tráfico, como anticipo de lo que hoy puede suceder durante la jornada de huelga general convocada por los sindicatos.

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A la ceremonia fúnebre de Alexis, seguida por cientos de personas, no se permitió el acceso a las cámaras. De hecho, las televisiones locales sólo pudieron ofrecer dos planos fijos, tomados desde el exterior del camposanto, del séquito y del momento de la inhumación. Pasadas las cuatro de la tarde, hora local (una hora menos en la España peninsular), el ataúd blanco con los restos de Alexis desapareció del plano. Las imágenes siguientes, minutos después, fueron ya de disturbios y enfrentamientos. A los de Palios Faliros se sumaron los choques entre policías y jóvenes encapuchados en Nea Smirni, otra localidad del cinturón metropolitano de Atenas.

La muerte del adolescente, a quien los manifestantes aseguran dedicar sus acciones -así lo afirman pintadas callejeras como "Estos días son de Alexis"-, marca un antes y un después en un país que no había conocido jamás tal grado de violencia. En la plaza Sintagma, el kilómetro cero de Atenas, se hizo de noche prematuramente en torno a las dos de la tarde. El humo negro producido por plásticos quemados se mezclaba con los botes de humo disparados por los antidisturbios. La furia desatada recordaba en cierto modo la primera Intifada: un combate de David contra Goliat, de piedras contra gases lacrimógenos. Pero la desproporción en el recurso a la fuerza no es monopolio de ninguno de los bandos. Dos televisiones locales, los canales privados Alfa y Mega, denunciaron con imágenes el uso de pistolas por parte de la policía en dos ocasiones: la primera, el domingo en Salónica; la otra, ayer a mediodía en la plaza Sintagma. Algunos manifestantes, por su parte, no se conformaron con arrojar piedras, también usaron vallas, palos o papeleras. Y los más radicales, cócteles molotov.

De las dos manifestaciones convocadas en la mañana de ayer en la capital, la primera, organizada por el Partido Comunista de Grecia, congregó alrededor de 2.000 personas en Monastiraki, a los pies de la Acrópolis. La otra concentración, mayoritariamente estudiantil, que concentró a miles de participantes, fue la que terminó con violencia ante el Parlamento, en Sintagma. Entre 12 y 15 manifestantes resultaron heridos por traumatismos.

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A media tarde, los disturbios se habían generalizado. Era la hora de los encapuchados, armados con palos y bates de béisbol, u ocultos bajo cascos de motorista. "Saludamos y damos la bienvenida a los jóvenes que no se cubren la cara", era la consigna más repetida entre los profesores y los estudiantes que participaron en la primera marcha de la mañana. Porque con la irrupción de los encapuchados se dispara el vandalismo. Dos palabras se repiten sobremanera estos días en los medios de comunicación y en las calles: hooligans y vándalos. Otra frase favorita es: "Atenas parece Irak".

A juzgar por los destrozos causados, por el sonido de cristales rotos y el olor a plástico quemado, la comparación no parece exagerada. O por los edificios eviscerados, que parecen haber sido bombardeados. Desde anoche, los propietarios de algunos comercios duermen dentro de sus establecimientos para evitar los saqueos. Otros pretenden contener la furia aniquiladora a base de planchas de metal y rejas dobles, pero los esfuerzos parecen vanos. Sólo había que ver la montaña de ordenadores quemados, achicharrados, a las puertas de una sucursal del Banco Nacional de Grecia para constatar que ni las rejas pueden impedir el desastre.

Los sindicatos griegos han rechazado el llamamiento del primer ministro, el conservador Kostas Karamanlis, para que cancelen la manifestación prevista para hoy con motivo de una huelga general de 24 horas. Karamanlis había reclamado a las centrales que se evitaran nuevos actos de violencia tras varias jornadas de disturbios generalizados.

En el plano político, muy a la zaga de la calle, el Partido Socialista Panhelénico (Pasok), en la oposición, reclamó ayer la convocatoria de elecciones anticipadas. Su líder, Yorgos Papandreu, se reunió por la mañana con el primer ministro, que previamente había realizado consultas a los líderes de su partido, Nueva Democracia. El Gabinete pidió a través de un portavoz "el apoyo de todas las fuerzas políticas y del conjunto de la sociedad, en especial de los padres y de los hijos" para enfrentar la crisis. El ministro de Interior, Prokopis Pavlopulu, en la picota por la actuación policial que costó la vida a Alexis, se limitó a comentar: "Debemos aprender de lo sucedido". Por la mañana se especulaba con la posibilidad de que el primer ministro decretase el estado de excepción, pero por la tarde, en el transcurso de una comparecencia pública -la primera desde el inicio de las revueltas-, Karamanlis se limitó a pedir el fin de las manifestaciones.

Policías y manifestantes se enfrentan cerca del cementerio (arriba) tras el entierro de Alexandros Grigoropulos.
Policías y manifestantes se enfrentan cerca del cementerio (arriba) tras el entierro de Alexandros Grigoropulos.EFE
REUTERS

Tres décadas de democracia marcadas por los enfrentamientos

- 1973. Una masiva protesta estudiantil contra la dictadura, reprimida con sangre, acelera

la caída de la Junta Militar.

- 1974. En noviembre se celebran las primeras elecciones generales desde el golpe de Estado de los Coroneles en 1967. Gana la conservadora Nueva Democracia de Konstantinos Karamanlis,

tío del actual primer ministro, Kostas Karamanlis.

- 1981. Grecia entra en la CEE. En octubre, el Partido Socialista de Andreas Papandreu gana las elecciones.

- 1985. La conmemoración de la revuelta estudiantil de 1973 degenera en nuevos brotes

de violencia entre jóvenes y fuerzas de seguridad. Un policía dispara y mata a un joven de 15 años en el barrio de Exarjia.

- 1991. Una oleada de protestas y desórdenes recorre el país

tras el asesinato de un profesor durante una manifestación contra una reforma del sistema educativo planteada por el Gobierno.

- 1995. Los desórdenes en Atenas se saldan con centenares de arrestos, docenas de heridos y saqueos de tiendas y bancos.

El rector de la Universidad de Atenas autoriza excepcionalmente a la policía a entrar en el Ateneo.

- 1999. Manifestantes y policías se enfrentan durante las protestas contra una visita de Bill Clinton. Grupos anarquistas atacan inmuebles oficiales y de instituciones financieras.

- 2002. Grecia adopta el euro.

- 2003. Jóvenes anarquistas y de grupos antisistema se enfrentan a la policía durante la Cumbre de la UE en Salónica.

- 2004. La conservadora Nueva Democracia de Kostas Karamanlis gana las elecciones generales en marzo. En agosto, Atenas celebra sus segundos Juegos Olímpicos.

- 2007. Una oleada de incendios devasta el territorio griego durante el verano, causando docenas de víctimas mortales. Pese a las críticas a su gestión de la crisis, el partido de Karamanlis logra una ajustada victoria en las elecciones anticipadas de septiembre.

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