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Los socialistas franceses admiten no saber cómo responder al "discurso emocional" de Sarkozy

Hollande trata de apuntalar su liderazgo en el partido con un ataque contra los 'renovadores'

François Hollande, primer secretario del Partido Socialista francés (PS), lanzó ayer un ataque en toda regla contra los renovadores, la generación de líderes cuarentones que intenta forzar su salida de la dirección del partido y poner en marcha un proceso parecido a una refundación que pasaría incluso por un cambio de nombre. En su opinión, el análisis de la campaña perdida frente al presidente Nicolas Sarkozy muestra que el PS hizo un buen diagnóstico, pero no encontró la forma de transmitir las buenas soluciones al electorado: "No encontramos la manera de responder al discurso emocional de Sarkozy".

Hollande, que ha conseguido aplazar el congreso extraordinario del partido hasta dentro de un año, ha anunciado que abandonará su puesto, pero no ha descartado que se presente como candidato a la presidencia de Francia en 2012.

En el discurso de clausura de la universidad de verano del PS, en el puerto atlántico de La Rochelle, quiso dejar claro que lleva las riendas de la formación y que controla la agenda. La ausencia, sin embargo, de buena parte de los barones del partido, incluida la ex candidata y antigua pareja suya, Ségolène Royal, así como de los jóvenes que le disputan el liderazgo como Manuel Valls, Vincent Peillon o Arnaud Montebourg, diluyó un tanto el impacto de su mensaje. Tan sólo el alcalde de París, Bertrand Delanoë, y el ex primer ministro Michel Rocard destacaban en la primera fila.

"A cada derrota se anuncia un renovador", ironizó Hollande. "Ahora incluso quieren cambiar el nombre del Partido Socialista", añadió, para recordar que en una crisis anterior, el entonces presidente François Mitterrand advirtió respondiendo a la misma iniciativa: "Hace casi cien años que intentamos establecer la marca. Si ahora la abandonamos, otros la retomarán". A las llamadas a la renovación, Hollande opone "el cambio asumido". El primer secretario tuvo palabras para todos, incluida Royal, la madre de sus hijos y ahora implacable rival por el liderazgo socialista, a la que rindió homenaje públicamente levantando una oleada de aplausos. Si perdió los comicios, dijo, fue porque el PS no supo integrar los cambios que se han producido en la sociedad, como "la fragmentación del mundo del trabajo o la individualización de los comportamientos", y especialmente porque "le faltó claridad".

Su estrategia para sacar adelante al partido, que acumula ya demasiadas derrotas consecutivas bajo su mandato, no pasa por "una sacudida salvadora, sino por un cambio controlado". Hollande propone un "cambio de método": en los debates se dará "prioridad a las convergencias en lugar de a las divergencias". A su favor, la inminencia de los comicios municipales de marzo de 2008, en los que el PS se juega buena parte de presencia social. Un buen resultado le permitiría llegar intacto al congreso extraordinario de otoño de 2008.

Nota optimista

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La cita de este año en La Rochelle, que se anunciaba agitada por la derrota electoral y los consiguientes ajustes de cuentas, ha transcurrido en tono positivo y ha acabado en una nota optimista. Los casi 4.000 militantes -récord histórico- que participaron vuelven de las vacaciones con la moral renovada y convencidos de que siguen pesando en la sociedad francesa.

Paradójicamente, los líderes más dinámicos, quienes consideran que es necesario darle la vuelta al calcetín del PS, van a tener que esperar un año para mostrar si son capaces de hacerse con la formación. Los renovadores se quejan de que la dirección habla mucho de la militancia, pero no planean consultarle nada hasta dentro de un año. La llamada carta fundamental, que debe establecer los derechos y deberes de la militancia, anunció Hollande, no será entregada hasta después de los comicios.

El primer secretario propuso una política de alianzas a los partidos de la izquierda de cara a las municipales. El Partido Comunista se apresuró a aplaudir la oferta.

François Hollande conversa con la dirigente socialista Delphine Batho durante la universidad de verano de La Rochelle.
François Hollande conversa con la dirigente socialista Delphine Batho durante la universidad de verano de La Rochelle.AP

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