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Los socios de Uribe logran la mayoría de gobernaciones

La derrota en Bogotá, atribuida al apoyo del presidente

Los partidos afines al presidente de Colombia, Álvaro Uribe, perdieron la Alcaldía de Bogotá, pero ganaron la mayoría de gobernaciones y un buen número de gobiernos locales de las capitales en los comicios regionales celebrados el pasado domingo.

El Partido Social de Unidad Nacional (Partido de la U), con el que Uribe logró la reelección el año pasado hasta 2010 y que avalaba al liberal Enrique Peñalosa para el segundo cargo en importancia del país, la Alcaldía de Bogotá, fue derrotado por el izquierdista Samuel Moreno.

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El izquierdista Moreno consigue la alcaldía de Bogotá frente al candidato de Uribe

Moreno, del Polo Democrático Alternativo (PDA), obtuvo más de 915.000 votos (43,7%), y aventajó por casi 325.000 al ex alcalde Peñalosa (1998-2000), que obtuvo el 28,1 %.

Algunos analistas consideraron ayer que el apoyo abierto de Uribe a Peñalosa la última semana de campaña restó votos al ex alcalde liberal. Ese respaldo incluso "fue contraproducente, pues la idea reeleccionista del actual presidente fastidió", señalaba ayer un análisis en El Tiempo, diario que cita entre las varias razones de la derrota de Peñalosa "el apoyo" de Uribe. En el caso de Bogotá, "el veredicto de las urnas le fue adverso" a Uribe, añade el periódico.

A nivel nacional, sin embargo, y en consideración a los resultados con prácticamente el 100% del recuento de los votos, los partidos y movimientos afines al gobernante obtuvieron 17 de las 32 gobernaciones y 13 de las principales alcaldías.

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El izquierdista PDA venció en la gobernación de Nariño con el ex candidato presidencial Antonio Navarro.

Otro ex candidato presidencial, Horacio Serpa, del Partido Liberal, ganó la gobernación de Santander, su departamento natal. Algunos barones electorales, sin embargo, no alcanzaron cargos para sus apadrinados, como el ex senador Álvaro Araújo, preso por sus presuntos vínculos con paramilitares.

El electorado pasó así la cuenta a quienes en pasadas elecciones negociaron presuntamente con los jefes de la ultraderecha armada las administraciones locales, especialmente en departamentos de la costa caribeña.

Tampoco logró llegar al más alto cargo del departamento del Atlántico uno de los considerados principales caciques colombianos: Jose Name Terán, un veterano político liberal y ex presidente del Congreso, que sufrió una derrota no prevista por los analistas.

Otros departamentos y ayuntamientos de capitales serán dirigidos a partir de enero próximo y por cuatro años por independientes, disidentes de otros partidos y que representaban a grupos cívicos, pero también unos pocos quedarán en manos de algunas coaliciones de reconocidos parapolíticos.

La jornada electoral, precedida por 29 asesinatos, actos de violencia, sabotajes, secuestros y amenazas, transcurrió, sin embargo, en relativa calma en la práctica totalidad del país, con alguna salvedad.

El descontento de los habitantes de la población de Ciénaga de Oro, en el noroeste de Colombia, por el candidato ganador de la alcaldía derivó en disturbios que acabaron con un muerto y varios heridos cuando la fuerza pública intervino, aunque no pudo evitar incendios y saqueos.

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