La 'solución Chernóbil', última opción
Los expertos debaten si hará falta enterrar la central y crear una zona de exclusión
¿Qué hacer con cuatro reactores nucleares con combustible fundido en su interior? La pregunta, a la que se enfrentarán las autoridades japonesas si logran refrigerar la nuclear de Fukushima, tiene una respuesta -no la única- obvia: enterrarlo. "La central está inservible. Es probable que busquen algún sistema de confinamiento como hicieron en la URSS" con Chernóbil, explica Agustín Alonso, catedrático de Ingeniería Nuclear.
Un técnico de la eléctrica Tepco, propietaria de la central japonesa, admitió en rueda de prensa que ese podía ser el último recurso: "No es imposible que los encapsulemos en cemento, pero la prioridad actualmente es la refrigeración".
En Chernóbil, un ejército de trabajadores enterró primero la central con arena, acero y hormigón. Ese sistema después falló y liberó radiactividad. Ahora, los ingenieros preparan un segundo sarcófago, presupuestado en unos 360 millones de euros y adjudicado por el Banco Europeo de Desarrollo. El nuevo sarcófago, que cubriría al actual de acero y hormigón, será un cubo de una longitud de 257 metros, una anchura de 150 y una altura de 108.
Algunos expertos ya piensan en esa salida. Creen que será imposible llevar las barras de combustible gastado a un almacén. Al haberse quedado sin agua, al menos parcialmente, el combustible comienza a reaccionar, a fundirse y a liberar radiación, lo que dificulta su gestión. "Se tratará probablemente de una solución como en Chernóbil, con un sarcófago", declaró a France Presse el experto británico Malcolm Grimston, aunque la existencia de cuatro reactores dañados juntos lo hace más difícil que en Chernóbil.
Eduardo Gallego, profesor de Ingeniería Nuclear en la Universidad Politécnica de Madrid, augura una tarea "nada sencilla": "Posteriormente habría que construir confinamientos en lo que ahora está tan deteriorado, y la tarea va a ser muy complicada en términos de trabajo y de radiación que recibirán los operarios".
Sobre la posibilidad de que crear una zona de exclusión permanente junto a Fujushima, Alonso considera que es prematuro hablar sobre ello pero no lo descarta: "Dependerá de si hay escape de partículas de gran tamaño, que se depositan en las cercanías. En el caso de Chernóbil se creó una zona de exclusión de 16 kilómetros".

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