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Reportaje:

La sombra de Ceaucescu seduce a los rumanos

La crisis económica provoca la añoranza del dictador comunista

Una serie de regalos de lujo que recibieron los dictadores rumanos Nicolae y Elena Ceaucescu salieron a subasta el pasado jueves, el mismo día que el Genio de los Cárpatos habría cumplido 94 años. Denominada "Época de Oro", como se suele nombrar irónicamente a los años del "amado Conducator", los melancólicos pudieron adquirir una pluma Pilot Elite, como obsequio del emperador Hirohito en su visita a Japón en 1975, a partir de 2.000 euros; una pareja de palomas de oro plateada, que le entregó en 1977 el último sah de Irán, Reza Pahlevi, desde 1.200 euros; y pieles de tigre y leopardo obsequiados por otros regímenes comunistas en Asia y África desde 1.200 euros, entre otros.

Veintidós años después desde la ejecución del sátrapa, hay nostálgicos que reivindican su figura. Un 60% de la población asegura que se vivía mejor bajo el comunismo desde el punto de vista económico según se desprende un sondeo del Instituto de Investigación de los Crímenes del Comunismo (IICCMER). "Si Nicolae Ceaucescu hubiese seguido con vida y hubiera sido candidato a las presidenciales de Rumania, habría tenido muchas posibilidades de ganarlas", cree Mihai Burcea, investigador del centro.

Un 60% de la población cree que se vivía mejor bajo el 'conducator'

El lote de reliquias incluía una estatua de bronce de un yak del líder chino Mao Tse-Tung. "Estos regalos existían bajo un sistema que desapareció. Tenían propietarios y una función. Se derrocó al régimen y quedaron huérfanos. Ahora, vuelven a un sistema que pretende recuperar su historia", señala el crítico Tudor Octavian.

En el día de Navidad de 1989, un tribunal militar condenó a muerte a Ceaucescu en un juicio que carecía de garantía jurídica. Su régimen comunista, uno de los más crueles y violentos de la Europa del Este, se derrumbó y Rumania entró en un complejo proceso de transición hacia la democracia. El Cizmar (zapatero, por su profesión) se convirtió en un tirano que martirizó a su pueblo y lo castigó hasta la miseria, al borde de la hambruna. La inmensa mayoría de los rumanos vitorearon su muerte tras ser ejecutado y celebraron el nuevo rumbo político y económico del país, que continúa siendo el más pobre de la UE, junto con Bulgaria.

Burcea advierte que esos nostálgicos no pertenecen solamente a una minoría de gerifaltes del régimen, sino que existe entre otros espectros sociales: "En Rumania, la pobreza y la falta de perspectiva del número de nostálgicos debido a la crisis económica son altas entre los rumanos, incluso entre los jóvenes que desconocen ese periodo".

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En Bucarest, resulta sencillo encontrar a muchos taxistas que recuerdan al Conducator, y que se sienten defraudados por el cambio capitalista que comenzó tras la caída de la dictadura. "Este sector de nostálgicos pertenece a grupos sociales que no se han beneficiado de la economía de mercado y sufren del paro, la miseria y la marginación económica. No es que sean nostálgicos del sistema comunista como tal, sino más bien de una época en que la población era pobre, pero bastante igualitaria, y tenía una cierta seguridad en el empleo", explica Laurent Couderc, redactor jefe de la revista Regard.

Después de China y Corea del Norte, Rumania creará un circuito rojo para atraer a turistas, en el que presentará los lugares que marcaron la vida del Genio de los Cárpatos. La extravagante ministra de Turismo, Elena Udrea, anunció este itinerario propagandístico, ya que considera que la historia de la barbarie comunista resulta atractiva para los occidentales.

Retrato juvenil de Ceaucescu subastado en Bucarest.
Retrato juvenil de Ceaucescu subastado en Bucarest.B. C. (REUTERS)

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