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Un supuesto soborno político salpica a la Casa Blanca

Antonio Caño

La Casa Blanca trataba el jueves de desactivar un brote de escándalo político con un potencial de riesgo muy alto para el presidente Barack Obama y algunos de sus principales colaboradores. El asunto, la compensación ofrecida a un candidato al Senado para que abandonara la carrera electoral, puede convertirse en una enorme baza para la oposición, que ya ha solicitado una investigación.

El episodio, que lleva varias semanas circulando con escasa relevancia, alcanzó ayer una nueva dimensión después de que el diario The New York Times informara de que fue el ex presidente Bill Clinton el emisario utilizado por la Casa Blanca para presentar su oferta al candidato al que quería apartar, Joe Sestak, que la semana pasada ganó un escaño senatorial por Pensilvania.

Inmediatamente, fuentes de la presidencia tuvieron que confirmar la gestión realizada por Clinton, aunque aseguraron que a Sestak nunca se le propuso, a cambio de su retirada, dinero o un cargo remunerado. En este matiz puede estar la diferencia entre la presión política tolerable y la conducta ilegal.

Las presiones sobre Sestak fueron reveladas, en primer lugar, por el propio político en el mes de febrero, durante la campaña en la que competía en las elecciones primarias del Partido Demócrata con el senador Arlen Specter. Este último, un tránsfuga republicano cuyo cambio de bando había permitido al Gobierno contar con 60 escaños en el Senado, era el preferido de la Casa Blanca.

Bill Clinton, mediador

El verano pasado, según la versión aceptada ayer por fuentes oficiales, el jefe de Gabinete del presidente, Rahm Emanuel, pidió a Clinton que utilizara su amistad con Sestak para disuadirle de competir con Specter. Sestak había apoyado a Hillary Clinton en las primarias presidenciales y ha guardado desde siempre lealtad al ex presidente.

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Emanuel autorizó a Clinton a ofrecerle a Sestak, que entonces era miembro de la Cámara de Representantes, un cargo en el Consejo de Asesores de Inteligencia de la Presidencia, una institución independiente que ofrece información y análisis sin compensación económica. Esa posibilidad se descartó después al comprobarse que era un puesto incompatible para un congresista.

El propio Sestak nunca ha aclarado qué es lo que le ofreció la Casa Blanca a cambio de su retirada, pero la oposición considera que este es un caso claro de soborno.

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