Los talibanes golpean el centro de Kabul

Un hombre al volante de una camioneta Toyota cargada de explosivos se lanzó el martes contra un convoy estadounidense. En la explosión murieron 18 personas, incluidos cinco soldados norteamericanos y un canadiense.

La camioneta, que iba cargada con algo más de 726 kilogramos de explosivos, se convirtió enseguida en una bola de fuego que tragó varios coches y despedazó cuerpos lanzando sus restos contra un muro. Los supervivientes, algunos sin un brazo o una pierna, quedaron tirados en la calzada suplicando ayuda. La mayoría eran mujeres y niños. Según los hospitales, el número de heridos se eleva a 47, algunos graves.

En un autobús alcanzado por la onda expansiva se podía ver a una mujer muerta en su asiento con un bebé en brazos que lloraba: "Me tiré al suelo para salvarme y cuando levanté la cabeza me encontré una escena terrible".

El ataque demuestra que los talibanes siguen en condiciones de golpear en Kabul. En seguida reclamaron la autoría en su web y adjudicaron la acción a un militante llamado Nizamuddin, residente en Kabul. Parece que el conductor de la camioneta carecía de un objetivo fijo y por ello merodeó por la ciudad en busca de uno antes de apretar el botón de los explosivos.

El ataque fue condenado de inmediato por EE UU. La OTAN destacó las muertes de civiles como muestra del "desinterés" de los talibanes "por la gente común". En lo que va de año han perecido más de 200 soldados de la fuerza internacional comandada por la OTAN, una cifra muy alta en comparación con los 119 de enero-mayo de 2009.

El ataque de ayer en la capital fue uno de los peores en varias semanas. La insurgencia es un fenómeno rural que no suele afectar tanto a Kabul, donde las medidas de seguridad son elevadas. Estados Unidos y sus aliados de la OTAN se preparan para lanzar en breve una ofensiva sobre Kandahar, considerado uno de los bastiones de los talibanes.