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La tensión por el precio del gas marca la primera visita oficial de Morales a Brasil

El presidente boliviano y Lula da Silva firman en Brasilia varios acuerdos de cooperación

El presidente de Bolivia, Evo Morales, realizó ayer su primera visita oficial a Brasil. Aunque apenas duró unas horas, fue una visita de Estado, con todos los honores pertinentes. Pero estuvo marcada por la tensión generada por la pretensión del Gobierno boliviano de aumentar el precio de los 30 millones de metros cúbicos diarios de gas que Brasil recibe de Bolivia. De los 4,20 dólares por millón de BTU (siglas en inglés de unidad térmica británica), La Paz quiere percibir 5 dólares. La petrolera estatal brasileña, Petrobras, se resiste porque no quiere cambiar los viejos contratos.

Según algunas informaciones, Brasil parece haber aceptado un aumento del 300% del precio sólo sobre los 2,8 millones de metros cúbicos que recibe el Estado de Mato Grosso, que aún paga un dólar por millón de BTU. El precio del resto del gas que compra a Bolivia aumentará cuando Brasil incremente sus importaciones de gas boliviano. Y Brasil va a necesitar hacerlo si quiere crecer. Bolivia lo sabe y se hace fuerte, como ya ocurrió en sus negociaciones con Argentina el año pasado.

El presidente boliviano llegó a las 11 de la mañana a Brasilia bajo una lluvia torrencial que le obligó a entrar en el palacio de Planalto, sede presidencial, por una puerta lateral. La visita ?primera oficial, aunque Morales ya se había encontrado dos veces con su homólogo, Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasilia y en Río de Janeiro? estuvo a punto de ser cancelada en el último minuto por parte boliviana.

Morales pretendía que durante su corta estancia en Brasil quedara definitivamente resuelto el asunto del aumento del precio del gas que reciben seis Estados de Brasil, especialmente São Paulo, que acapara casi el 90%.

Lula se opuso y prefirió que el debate se trasladara a las comisiones técnicas de ambos países, que llevan ya dos años manteniendo difíciles negociaciones.

Lula, que siempre recibe a su colega boliviano con simpatía y benevolencia porque representa, como suele repetir, “del país más pobre de Suramérica”, a veces se irrita con su “compañero y amigo”, sobre todo cuando la oposición le exige mano firme cada vez que, según ella, Bolivia intenta humillar a Brasil. Pero enseguida se le pasa el enfado. Considera ciertas exageraciones de Morales como inexperiencias diplomáticas y basta una llamada de teléfono, como esta vez, para resolver el entuerto.

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Lula tenía previsto dar a su colega boliviano la buena noticia de que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) había decidido perdonar a Bolivia una deuda de 1.300 millones de dólares que mantiene con dicha institución. Al mismo tiempo, Lula ofreció a Morales la ayuda de Brasil en campos como la educación y la lucha contra la fiebre aftosa.

El Gobierno de Brasil presentó a Morales dos proyectos de gran envergadura: una generosa financiación para la construcción de una autopista que una geográficamente a América del Sur; el proyecto prevé un trazado desde La Paz hasta el norte de Bolivia para conectarse con la de Brasil-Perú. Los fondos financiados se entregarán a las empresas brasileñas que estén dispuestas a llevar a cabo la obra.

El otro proyecto se refiere al sector de infrastructuras, del que se beneficiaría Petrobrás: inversiones para la construcción de un gasoducto en el sur del continente que sirva para aumentar la oferta de gas que reciben Brasil, Paraguay y Uruguay.

Además, durante la breve visita de Morales se firmaron ayer 15 acuerdos bilaterales sobre diversos campos, incluido el militar.

Evo Morales (izquierda) y Lula da Silva saludan con las manos en alto, ayer en Brasilia.
Evo Morales (izquierda) y Lula da Silva saludan con las manos en alto, ayer en Brasilia.AP

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