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El conflicto de Oriente Próximo

La última partición de Palestina

La victoria militar de Hamás en Gaza da a luz una entidad islamista en la frontera sur de Israel

En menos de 24 horas todo ha cambiado a peor. En la frontera sur de Israel aparece un mini Estado islamista; los interlocutores palestinos mimados por Occidente han sido barridos por Hamás y una nueva división entre Gaza y Cisjordania surge en Palestina.

La Casandra de Israel ya lo advirtió hace casi dos años cuando el Ejército israelí se retiró de esa franja de 365 kilómetros cuadrados (equivalente a un tercio del municipio de Zaragoza) en donde se hacinan 1,4 millones de palestinos: "Si nos vamos de Gaza, Gaza nos perseguirá".

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Al Fatah rechaza cualquier diálogo con Hamás tras perder Gaza

La toma de control, ayer, de ese territorio al sur de Israel -donde vive el 37% de los palestinos- por el movimiento islamista Hamás confirma que ese vaticinio se ha cumplido. Con su retirada de Gaza, Israel no ha logrado deshacerse del problema.

La inesperada victoria de una facción radical, tachada de terrorista por los países occidentales y que se niega a reconocer al Estado judío, es ante todo un revés para Israel que tanto se alegró, a lo largo de los últimos ocho meses, de las escaramuzas entre Hamás y su rival Al Fatah.

Ahora emerge en su frontera sur el embrión de un mini Estado islamista dirigido por una milicia bien armada y entrenada, parecida a la libanesa chií de Hezbolá -ambas reciben ayuda de Irán-, a la que combatió hace un año con escaso éxito en su frontera norte.

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Frente a Hamastán, como llaman los halcones israelíes a la nueva entidad, el Estado judío tiene, a grandes rasgos, dos opciones. La primera es levantar un cordón sanitario en torno al enclave radical aislándolo aún más de Israel de lo que ya lo está. Por eso ve con buenos ojos el envío de una fuerza de la ONU que Hamás rechaza y a la que nadie quiere aportar tropas.

La segunda opción consiste en "efectuar una ofensiva terrestre" como propugna, por ejemplo, el ex jefe del Estado Mayor Moshe Yaalon, antes de que los misiles palestinos caigan sobre las ciudades de Ashkelon o Kyriat Gat. "Israel no tiene ninguna intención de reocupar Gaza", aseguró ayer Miri Eisin, portavoz del primer ministro, Ehud Olmert.

Derrota electoral

El triunfo militar de Hamás asesta también un duro golpe al presidente palestino, Mahmud Abbas, cuyo movimiento, Al Fatah, ya sufrió un gran revés en las urnas en enero de 2006 frente a Hamás, que obtuvo la mayoría absoluta de escaños.

"Si Al Fatah fue derrotado fue porque su balance era negativo, y la responsabilidad incumbe a Israel que no cedió ni un ápice", asegura el israelí Amnon Kapeliuk, autor de una biografía de Yasir Arafat. "Al Fatah acudió ante los electores con las manos vacías".

Abbas ha sido el único interlocutor de EE UU y de la UE que, a partir de marzo de 2006, boicotearon al Gobierno elegido democráticamente porque sus miembros pertenecían a una organización que calificaban de terrorista.

Bruselas cortó, por ejemplo, la cooperación con la Autoridad Palestina, aunque mantuvo la ayuda humanitaria (84 millones de euros en 2006) que ayer suspendió ante la virulencia de los combates.

Con Abbas no sólo se mantuvieron los contactos, sino que Washington puso en marcha un programa de ayuda militar, por importe de 45 millones de euros, para reforzar a los 5.000 hombres de su guardia presidencial, contrapeso de Hamás.

"Si Hamás se hace con el control de Gaza esto será importante (...) para la capacidad de alcanzar acuerdos [con Abbas] y su autoridad para aplicarlos en la franja", señaló Tzipi Livni, ministra israelí de Exteriores. Israel y Occidente carecen ahora de un interlocutor con peso entre los palestinos.

El trato privilegiado otorgado por Occidente al derrotado (Al Fatah), su boicoteo al vencedor (Hamás), junto con las resistencias de los seguidores de Abbas a ceder poder, empezando por el control de los órganos de seguridad, a sus adversarios radicales, han propiciado los choques entre palestinos.

Hamás ha demostrado ahora en Gaza su supremacía militar y, aunque con más dificultades, podría también adueñarse de Cisjordania si no fuese porque Al Fatah cuenta allí con el velado respaldo del Ejército de Israel. Entre israelíes y palestinos han provocado ahora la tercera partición de Palestina.

Grupos de palestinos observan una explosión provocada por milicianos de Hamás en el cuartel de la Seguridad Preventiva en Rafah, al sur de la franja de Gaza.
Grupos de palestinos observan una explosión provocada por milicianos de Hamás en el cuartel de la Seguridad Preventiva en Rafah, al sur de la franja de Gaza.ASSOCIATED PRESS

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