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Reportaje:

El último soviético

El candidato comunista a la presidencia rusa, Guennadi Ziugánov, viaja al pueblo de Lenin, donde promete nacionalizar la economía y fomentar la natalidad

Pilar Bonet

"Bienvenido a la patria de Lenin". El letrero recibe a Guennadi Ziugánov, líder del Partido Comunista (PCR) y candidato a la presidencia de Rusia, a su llegada a la estación ferroviaria de Uliánovsk. La escala es obligada, aunque los tiempos sean otros y Rusia Unida (RU), el partido de los seguidores de Vladímir Putin, haya desplazado a los seguidores de Vladímir Ilich Lenin, nacido en esta ciudad del Volga en 1870, cuando aún se llamaba Simbirsk. Los comunistas tienen hoy tres de los 30 diputados del Parlamento local, que antes dominaron, y uno de los cuatro diputados de la provincia en la Duma Estatal de Rusia.

El gobernador está de viaje y la Administración local le ha dejado a Ziugánov una sala pequeña donde se apretujan medio millar de personas, la mayoría de edad madura, protegidos del frío con gorros, bufandas y abrigos. Ziugánov también se dirige a sus electores en el palacio de cultura con goteras de una fábrica de municiones. Nada de eso desmoraliza al comunista de 63 años, que va acompañado de un equipo pequeño y entrenado: varios camaradas, el jefe de prensa, dos guardaespaldas y un cantante. Su relación con el público y con la prensa es directa, incluso casera, lo que contrasta con el despilfarro de recursos y estilo distante de RU.

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Veterano en campañas presidenciales, Ziugánov expone su programa de forma sintética: nacionalización de los recursos estratégicos, empleo del fondo de estabilización para gastos sociales, escala fiscal progresiva del IRPF con un tope del 24% o 25% , en lugar del 13% único actual, incremento de las pensiones de jubilación hasta cinco veces, viviendas protegidas, incentivos financieros a la natalidad. Ziugánov elogia a la primera ministra de Ucrania, Yulia Timoshenko, por devolver a los ciudadanos parte de los ahorros perdidos al desintegrarse la URSS.

Después de que el cantante Vasili Ovsiánnikov eleve los ánimos con canciones populares y patrióticas, Ziugánov contesta a las preguntas. Ningún índice económico de la Rusia actual llega al nivel de la época soviética, opina, y ensalza el ejemplo de Bielorrusia, que sale adelante sin petróleo y sin oligarcas. En política internacional y en demografía, el discurso del líder comunista se parece al de Putin. "Hay que mirar a cada niño como un futuro sostén [de la familia] y un futuro soldado". "De lo contrario, perderemos estos enormes espacios". Alrededor de Rusia, explica, acechan sus vecinos y también la OTAN, "que trata de imponer sus intereses en todo el mundo". "A Sadam Husein lo colgaron porque no quería dar sus yacimientos". Como Putin, Ziugánov subraya la necesidad de invertir en educación y en tecnología para defender los recursos de Rusia, pero opina que este país no es "una isla de estabilidad", como afirman sus dirigentes, ya que sufre las consecuencias de la crisis norteamericana.

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Autor de recopilaciones de chistes, Ziugánov cuenta varios en Uliánovsk: George Bush pidió a Vladímir Putin que le ayudara en las elecciones y Putin le envió al jefe de la comisión electoral central rusa. Cumplida su misión, el funcionario rindió cuentas: "En todos los Estados de EE UU ha vencido Rusia Unida". El público ríe.

Ante la estatua de Lenin, en el centro de la ciudad, RU ha puesto una zancadilla a Ziugánov. La plaza está ocupada por partidarios de esta formación, que hoy precisamente han decidido celebrar una fiesta del pasado enero. Hay altavoces a todo volumen, y vallas que dificultan el acceso. El líder comunista, que protestará después oficialmente, coloca un ramo de flores como puede a los pies del padre del proletariado y, a pie, se dirige al museo memorial dedicado a Vladímir Ilich en su casa natal. Tras la desintegración de la URSS, el museo ha ampliado su ámbito a la historia soviética y Lenin comparte espacio con Alexandr Kerenski (1881-1970), otro paisano famoso que fue jefe del Gobierno provisional en 1917. Tiene el museo una estupenda colección de prensa satírica contra el zarismo y de regalos en honor de Lenin.

Ziugánov da una conferencia de prensa frente a una enorme maqueta de la URSS. Antes, nos arenga la voz de Lenin. La guía aprieta un botón y en el interior de la maqueta de vidrio colorado se van encendiendo las bombillas que indican el avance del poder soviético: primero, Petrogrado; luego, Moscú, y después el Volga, el Lejano Oriente, hasta que esta Unión Soviética de salón brilla y relampaguea como un tizón al rojo vivo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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