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La universidad que expulsó a Geisy da marcha atrás

El centro, que expulsó a la alumna por vestir minifalda, cede ante la presión de la sociedad

No resistió ni 24 horas la presion nacional e internacional llevada a cabo contra la Universidad Bandeirante de São Paulo (Uniban), que había expulsado a la estudiante de la facultad de Turismo, Geisy Arruda, por ir a clase con un vestido considerado demasiado corto. Ayer lunes, por la noche, el centro emitió un comunicado de prensa en el que se afirmaba que Geisy será readmitida por la Universidad.

Contra la Uniban se había levantado en pleno la sociedad, desde el Ministerio de Educación que había dado 10 dias al rector para dar explicaciones, a la mayorría de las instituciones sociales y políticas, así como otras universidades del país. Hasta el Parlamento intervino en la polémica. Los diputados y senadores han pedido que el asunto sea discutido en una sesión de la Comisión de Educación del Congreso.

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Hoy, el columnista político del diario O'Globo, Merval Pereira, dedica su artículo al tema con el título "La sociedad se moviliza", en el que pone de relieve la decisión de la Uniban de readmitir a la alumna, que además de haber sido expulsada había sido objeto de violencia verbal por parte de más de cien estudiantes varones. " Es el resultado de la reacción de la parte más sana de nuestra sociedad, que ya no admite con tanta naturalidad lo que la dirección de la universidad imaginó, es decir, que agresiones de ese tipo puedan ser realizadas".

Para Pereira, uno de los analistas polítícos más agudos del país, "los modernos medios de comunicación como Internet o twitter, al ser prácticamente incontrolables por su propia naturaleza se han convertido en el tormento tanto de gobiernos como de sociedades autoritarias". En efecto, Internet se movilizó en pleno en defensa de la joven. Contra la expulsión de la universitaria había empezado ya a intervenir el Ministerio Público Federal, que abrió una investigación sobre el caso. El Procurador General de los Derechos del Ciudadano de São Paulo, Jefferson Aparecido, advirtió que en la expulsión de la joven no fue garantizado su derecho de defensa y que la expulsión no fue precedida del debido proceso legal.

Ante la policía, los abogados de Geisy denunciaron siete crímenes cometidos contra ella: difamación, injuria, amenazas, constrengimiento, cárcel privada (llegó a ser encerrada en una sala), incitación al crimen, actos oscenos por parte de los estudiantes que la hostilizaron, además de las ilegalidades contra la dignidad de la estudiante. "Lo cierto es que sentí mucho miedo. Me sentí como un trapo, como si yo fuera la culpable", dice Geisy, que está recibiendo tratamiento psicológico. Ha anunciado que cambiará de universidad, pero que quiere acabar este curso en la Uniban, una universidad privada con 60.000 alumnos. Eso sí, ella no está dispuesta a cambiar su forma de vida y de vestir, dijo entre lágrimas ante sus amigos.

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