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El vencedor de las elecciones en Bélgica renuncia a formar Gobierno tras dos meses de negociaciones

Andreu Missé

El enfrentamiento entre los líderes políticos flamencos y los francófonos valones alcanzó ayer la máxima tensión, provocando la renuncia del vencedor de las elecciones, Yves Leterme, a formar Gobierno. Leterme, jefe de los cristianodemócratas flamencos, que había recibido el pasado mes de julio el encargo de formar Gobierno del rey de los belgas, Alberto II, presentó ayer su renuncia al monarca, tras la imposibilidad de formar el Gabinete tras más de dos meses de infructuosas negociaciones.

El Rey aceptó la renuncia del candidato a primer ministro, pero el palacio no precisó si se encargaría inmediatamente la formación del Gobierno a otro candidato ni si se preveía la posibilidad de convocar unas nuevas elecciones.

"Este mediodía he constatado que me es momentáneamente imposible poner a punto un programa de gobierno ambicioso, para el que recibí del elector una clara señal el pasado 10 de junio", declaró Leterme, en un comunicado tras su despacho con el Rey. "He pedido por ello ser relevado en mi misión de formador", añadió.

Los ciudadanos belgas viven sin ningún tipo de dramatismo esta situación, acostumbrados a largos tira y afloja entre los dos partidos flamencos, CDV (cristianodemócrata) y VLD (liberal) y sus homólogos francófonos de Valonia, el CDH (Centro Demócrata Humanista) y MR (liberales). A finales de los años 80, fueron necesarios tres intentos para que Jean-Luc Dehaene pudiera ser nombrado primer ministro.

Leterme ganó las elecciones del pasado 10 de julio con un programa en el que reclamaba más competencias, especialmente de contenido económico. Desde entonces ha intentado construir una coalición de centro derecha, bautizada como "la naranja azul", en la que deberían participar tanto los democristianos como los liberales de Flandes y Valonia. Las negociaciones fracasaron finalmente a las cuatro de la madrugada de ayer, al no ser posible un punto encuentro entre las nuevas demandas flamencas y la resistencia y peticiones propias que a su vez habían introducido los francófonos.

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