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La venganza golpea en Veracruz

El jefe de policía mexicano asesinado junto a su familia llevaba 25 días en su cargo y había participado el pasado lunes en un operativo contra unos sicarios

Aquiles era tranquilo, reservado. "Siempre se mantenía en observación", cuenta alguien que le conoció. Aquiles en realidad se llamaba José Antonio Romero Vázquez, era subcoordinador de la policía intermunicipal del Estado mexicano de Veracruz y Boca del Río, y su muerte, a balazos y fuego, en la que también segaron la vida de su mujer y sus cuatro hijos, ha provocado consternación en todo el país.

Aquiles, nombre clave que le dieron en la policía tras su nombramiento, vivía en una casa modesta, en un barrio modesto del puerto veracruzano. Llevaba apenas 25 días al frente de la lucha contra el crimen. Él, su mujer y su hijo fallecieron a balazos. El chico iba a cumplir ese día siete años. Otra hija y las dos de un matrimonio anterior de su esposa murieron, según dicen las autoridades, asfixiadas por el fuego que los delincuentes iniciaron tras rematar a los adultos en la habitación principal. Las tres chicas eran menores de 16 años.

En un país en el que ya casi nadie "mete las manos en el fuego" por la honorabilidad de alguien, diversos testimonios recogidos ayer vía telefónica coincidían en dos cosas: Aquiles no parecía ser de esas personas que "tienen asuntos pendientes". ¿La otra coincidencia? Que en los corrillos policiales veracruzanos se piensa que fue un ajuste de cuentas, una venganza derivada de la rotación de mandos que hubo previo a las elecciones del 5 de julio. "Cada vez que se reacomodan mandos policiales, los grupos delictivos tratan de retomar la plaza. Él era nuevo, quizá no quiso entrarle al negocio, y le aplicaron aquello de si no aceptas plata, entonces tendrás plomo", comentó una fuente que no quiso ser identificada.

El fiscal Salvador Mikel Rivera explicó a EL PAÍS que el incendio, y la posterior labor de los bomberos al sofocarlo, ha ralentizado el avance de las invstigaciones. Se han recogido, eso sí, casquillos de distintos calibres de las decenas de disparos que se hicieron la madrugada del 29 de julio. Y el principal objetivo de la investigación abierta por esta masacre múltiple es descubrir al grupo delictivo que perpetró el ataque.

Según señala el periódico Diario de Xalapa, "los antecedentes de Jesús Antonio Romero eran los mejores, pues incluso estuvo durante dos años al frente de la delegación de Seguridad Pública en Papantla sin que durante ese tiempo hubiera queja de su desempeño".

Versiones extraoficiales apuntan a que los hechos podrían haber ocurrido por venganza, ya que había colaborado con las fuerzas federales en el operativo del pasado lunes 27 de julio en el que detuvieron a Jorge Alberto Jiménez González, presunto contable financiero de los Zetas, brazo armado del cartel del Golfo, según informó la Secretaría de Seguridad Pública (SSP). Oficialmente las autoridades no han querido confirmar este dato.

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Este ataque ha despertado indignación por la saña en contra del uniformado y de su familia, pero no es el único que se ha registrado en Veracruz recientemente. Según los últimos datos, el pasado 27 de junio el policía Salomón del Moral Lozano fue ejecutado por sicarios en algo que parecía un incidente de tráfico en Xalapa. Un día después, Dámaso Ríos Valenzuela, el ex policía de la zona de Veracruz-Boca del Río fue levantado, es decir, secuestrado por un grupo de criminales. Y más al sur del Estado, la policía de Coatzacoalcos señaló que Juan Martínez Saturnino, segundo comandante de sector, y el oficial José Alfredo Valdivieso Alonso están desaparecidos.

Además, en las últimas semanas el puerto de Veracruz ha sido escenario de enfrentamientos a plena luz del día. El más dramático ocurrió el 13 de julio, cuando policías federales y criminales se enfrentaron durante 20 minutos en el Centro Histórico veracruzano. Dos presuntos criminales murieron y varios coches fueron incendiados. Mientras que el 25 de junio, con granadas de fragmentación y fusiles de asalto atacaron un restaurante y una discoteca en Boca del Río.

Más allá de Veracruz, la muerte de policías es un hecho cotidiano en México. Según datos que recoge el diario Reforma, hasta el 24 de este mes han muerto en todo el país 22 militares y 255 policías, 251 de los cuales fueron encontrados con mensajes de los criminales.

Aquiles no participará en ninguna batalla más. Lo han silenciado. Ayer los restos de José Antonio Romero Vázquez y los de su familia eran velados en medio del estupor de amigos y extraños.

AP

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