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El voto del miedo irlandés acecha al Tratado de Lisboa

Los sondeos aún siguen vaticinando el triunfo del 'sí' en el referéndum de hoy

Corre por Irlanda el rumor de que si en el referéndum de hoy los irlandeses ratifican el Tratado de Lisboa, el salario mínimo será recortado hasta un escuálido 1,84 euros la hora. Es falso, por supuesto. Pero no sale de la nada: es el último intento de los partidarios del no para evitar la ratificación del Tratado.

El hecho de que el rumor haya cuajado entre una extensa capa de trabajadores manuales revela hasta qué punto la recesión está desempeñando un papel de primer orden en el segundo referéndum irlandés. Y lo fácil que es confundir al público: el aumento del paro ha hecho crecer la desconfianza hacia la llegada de trabajadores de Europa del Este, a pesar de que las posibilidades de que se instalen en Irlanda tienen mucho que ver con la Unión Europea pero nada que ver con la ratificación o el rechazo del Tratado de Lisboa.

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El año pasado, cuando los irlandeses lo rechazaron en un primer referéndum, los argumentos para oponerse giraban en torno al desconocimiento de su texto y al temor de que este obligara a Irlanda a aceptar el aborto, a perder su neutralidad, a quedarse sin comisario o a tener que modificar su sistema fiscal, que ha permitido atraer grandes cantidades de inversión extranjera.

Este año los irlandeses se declaran algo mejor informados -aunque la inmensa mayoría sigue sin entender el Tratado- y el debate se ha centrado en las consecuencias económicas de un no a Lisboa. Eso es, sobre todo, a causa de la recesión, que ha afectado a Irlanda mucho más que a otros países y que ha hecho despertar a los irlandeses de un sueño de veinte años de crecimiento económico sin parangón.

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La campaña del no ha conseguido a última hora darle en parte la vuelta al calcetín, metiendo el miedo en el cuerpo al segmento de la población que más está padeciendo la crisis. Pero ha servido sobre todo para que el sí se ponga claramente por delante en las encuestas: con las cosas del comer no se juega y los irlandeses temen que un segundo no a Europa acabe perjudicando los vínculos económicos del país con el continente.

Las compañías norteamericanas establecidas en Irlanda han tenido un papel especialmente relevante pidiendo el voto a favor del sí. El presidente de Microsoft en la isla pidió ayer mismo a los irlandeses que ratifiquen el Tratado de Lisboa, y otro gigante informático de ultramar, Intel, culminaba también ayer una agresiva campaña de publicidad a favor del sí con anuncios a toda página en los principales periódicos del país. "Con su enorme mercado y sus infinitas oportunidades, sigue conectado a Europa", reza el anuncio de Intel.

Pese al crecimiento del no en las últimas semanas, los sondeos siguen pronosticando una sólida victoria del sí. Hace una semana, el de TNS mrbi para el diario The Irish Times arrojaba entre los consultados decididos a votar un 48% a favor, un 33% en contra y un 19% de indecisos. Un avance de cuatro puntos del no y de dos puntos para el sí.

El de redC para The Sunday Business Post, del domingo pasado, otorgaba 55% al sí, 27% al no y 18% de indecisos. La impopularidad del Gobierno del Fianna Fáil, y en particular del Taoiseach (primer ministro) Brian Cowen, constituye un último factor de incertidumbre sobre el resultado. Aunque todos los grandes partidos excepto el Sinn Féin apoyan el sí, y a pesar de que Cowen insistió de nuevo el miércoles en que ni dimitirá ni habrá un tercer referéndum si el Tratado es rechazado, para muchos votantes la tentación de hacer lo contrario de lo que les pide el Gobierno de Dublín es irresistible.

El primer ministro irlandés, Brian Cowen (derecha), hace campaña por el <i>sí</i> al Tratado de Lisboa.
El primer ministro irlandés, Brian Cowen (derecha), hace campaña por el al Tratado de Lisboa.AFP

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