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Reportaje:

Un club privado lleno de gente

Tuenti.com, una red social a la que sólo se entra con invitación, madura en campaña electoral

Una red social en Internet con la puerta cerrada podría parecer abocada al fracaso: todo lo que no esté abierto de par en par en la Red suele crear reticencias en los usuarios, que llevan a gala la libertad del medio. Y, sin embargo, España tiene un ejemplo de cómo un club privado (al que sólo se accede si te invita alguien que ya está dentro puede crecer) puede triunfar incluso en un sector en el que los gigantes estadounidenses copan el mercado.

Tuenti.com nació a finales de 2006 como una red social más en la que los usuarios ponen en común su día a día viendo fotos, comentando vídeos, preparando eventos o recomendando opciones de ocio a sus amigos. Pero mantiene una sutil diferencia con Facebook o MySpace: sólo un usuario activo puede invitar a otro internauta a entrar.

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La idea, afirman desde Tuenti, es anteponer la privacidad de los usuarios al crecimiento sin control de registros que parecen buscar otras páginas similares. Así, cuando un internauta se da de alta el sistema no manda automáticamente un mail a toda su lista de contactos del correo electrónico o del Messenger: será el usuario quien decida, uno a uno, a quién quiere invitar.

Y esa decisión no será sencilla porque el nuevo usuario de Tuenti no podrá invitar a más de tres personas; sólo cuando agote sus pases, recibirá más.

clic a clic

El juego de las invitaciones no acaba al entrar. El usuario controla el 100% de su perfil y elige quién quiere que lo pueda visualizar: sólo sus amigos, los amigos de sus amigos o toda la red. Quizá por este exceso de celo Tuenti se ha convertido en el mayor almacén de fotos personales de la Red en España.

Y, pese a todo, Tuenti crece día a día. Sus creadores no han descubierto nada nuevo: es el boca a oreja de toda la vida; en este caso, el clic a clic. Durante la pasada campaña electoral un usuario creó un evento para seguir el día a día de la actividad política española. En un principio, siguiendo la filosofía Tuenti, sólo pudo invitar a sus amigos... y sólo sus amigos podían entrar en dicho evento.

La viralidad de Internet hizo el resto y el día de las elecciones unos 70.000 tuentis discutían el devenir de los candidatos al Congreso. Para que se hagan una idea, 1.661 personas se registraron en el canal que el PSOE creó durante la campaña en YouTube, el mayor portal de vídeos de Internet.

A la caza del segmento

Esa gran actividad de los usuarios es lo que más valoran en Tuenti. Y de dónde esperan sacar beneficios en un futuro no muy lejano. Imaginemos que alguien crea un evento sobre una romería en Huelva al que se unen, de un día para otro, 600 personas; pueden no ser muchas comparada con la cifra total de usuarios, pero quizá determinadas empresas publicitarias hayan conseguido detectar en un solo clic un target precioso al que venderles lo que quieren y sólo lo que quieren, evitando el rechazo que los típicos banners, pop-up y demás publicidad intrusiva genera.

La confianza que Tuenti parece generar en sus usuarios hace el resto. Los perfiles se rellenan hasta el más mínimo detalle y el grado de segmentación es muy profundo. Si en un principio el fenómeno se extendió por las universidades españolas (ahí están los más de 25.000 usuarios que están o han pasado por la Complutense de Madrid), ahora abarca a un espectro más amplio de la sociedad. Si bien, los tuentis son en su mayoría eso: veinteañeros.

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