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LIBRE MEETING 2007

La revolución del software libre necesita abogados y publicistas

GNU España avista una nueva etapa de profesionalización para la que busca otros colaboradores más allá de los técnicos

El pueblo madrileño de Miraflores de la Sierra acoge estos días el LibreMeeting, uno de los eventos más subversivos - aunque de carácter totalmente pacífico- del panorama sociocultural español.

Esta conferencia, organizada por la Fundación del Conocimiento Libre (FKF en sus siglas en inglés) que trabaja directamente con la Free Software Foundation, trata de reflexionar las nuevas tecnologías y la libre circulación del conocimiento.

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Toda su filosofía está ligada al software libre, entendido como un movimiento ético y político que quiere devolver al usuario todo el control sobre la informática, sobre sus datos, sobre los programas que manejan sus vidas, sus relaciones personales y sus trabajos, como un derecho fundamental inherente al ser humano.

"El objetivo final del movimiento del software libre es que el software privativo (el llamado propietario, el de una marca determinada) se acabe prohibiendo", asegura tajante y muy tranquilo José Marchesi, portavoz del proyecto GNU en España, el grupo liderado por Richard Stallman, que ha desarrollado de manera colaborativa gracias a Internet el primer sistema operativo que cumple todas las exigencias del software libre de la historia: GNU/Linux, aunque popularmente se le conoce simplemente por Linux, que no es más que su núcleo.

Prohibir los programas de Microsoft, Oracle, Adobe e incluso Apple suena muy exagerado. Esta afirmación sólo se entiende si se conoce la visión del Proyecto GNU sobre la historia de la informática, que cree que ha logrado imponer un modelo injusto y peligroso, siempre según sus teorías.

En los primeros años 70, el software se regalaba. Las máquinas eran tan caras, que los programas no se cobraban, y por su puesto se podían copiar y distribuir sin ningún problema. Pero en el momento en que se eleva el número de usuarios, y los ordenadores bajan sus precios, todo cambió, y se inventó "el modelo privativo" según el cual el software no se podía copiar, no se podía modificar, ni conocer cómo funcionaba y empezó a tener unos precios muy elevados, los cuales había que volver a pagar cada año o con cada nueva versión, por un producto que ya estaba confeccionado. "Fue la mayor estafa de la historia", asegura Marchesi, "los programas no se desgastan, no se rompen".

Así, en los 80, Richard Stallman, que por entonces trabajaba en los famosos laboratorios del Massachusetts Institute (MIT), decidió que no le gustaban los tintes que estaban tomando la industria y se decidió a definir lo que consideraba que eran los derechos fundamentales de las personas en torno a la forma de usar el software. Esta fue la semilla de un movimiento mundial, que se puso a trabajar para crear un sistema operativo que respondiese estos principios.

La base fue Unix y poco a poco fueron cambiando todos sus componentes. Cuando un al Proyecto GNU sólo le faltaba el núcleo (estaba escribiendo uno llamado Hurd) un estudiante finlandés llamado Linus Tovald publicó con una licencia libre (GPL), lo que hoy se conoce como Linux, y que se acabó adoptando masivamente.

A por la revolución del mercado

Desde entonces, el movimiento del software libre no ha hecho más que crecer. Han surgido varias iniciativas para poner interfaces gráficos, y han surgido varias empresas en torno a este sistema operativo como Red Hat o Suse Linux (ahora Novell), aunque los más puristas no los consideran libres. Muchas instituciones públicas y políticas se han sumado a este carro, pero realmente GNU/Linux sigue mantenido por miles de colaboradores anónimos que dejan de dormir para mantener el sistema, sin recibir ninguna remuneración por su trabajo.

A pesar de los éxitos y grandes avances, el Proyecto GNU considera que empiezan a pasar por una fase crítica. "Cada vez nos cuesta más encontrar técnicos que quieran ocuparse de la parte realmente complicada, de las entrañas del sistema, lo que es más difícil de mantener", asegura Marchesi, quien cree que es fundamental que el proyecto entre una fase más profesional, que logre algún tipo de compensación o de remuneración para los colaboradores, siempre respetando el espíritu del software libre.

"Ya hemos logrado la revolución técnica, hemos logrado un modelo de desarrollo muy eficiente, pero ahora es la hora de la revolución del mercado, para que se va a necesitar gente nueva, hackers de empresa, abogados, webmasters o gente de marketing", añade este activista, quien invita a todo el mundo a unirse al movimiento del software libre. Sólo hay que meterse en su www.es.gnu.org, o enviar una donación para la Free Knowledge Foundation al igual que la Free Software Foundation.

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