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Reportaje:

A los 89 años Carmelo no se rinde

El teniente de alcalde de Villamanrique es el político de más edad de la región y piensa repetir la próxima legislatura

El primer teniente de alcalde de Villamanrique de Tajo (700 vecinos), Carmelo Martínez Saz, se encarga del alumbrado público, sustituye a veces al concejal de Obras, lleva la contabilidad de la parroquia y toca las campanas a misa, se levanta a las ocho de la mañana, hace los recados...

La vida que lleva no es muy distinta de la de cualquier concejal de pueblo, salvo porque este hombre triplica en edad a muchos ediles. Carmelo Martínez podría entrar en un libro de récords: cumple 90 años el próximo 10 de julio y es el cargo político de más edad de la región. "Y seguramente de toda España", añade él.

Lejos de estar cansado, todavía quiere más y piensa presentarse a la lista de su partido, el PP, en las próximas elecciones municipales. "Yo me encuentro divinamente. Veo bien, sólo me falla un poco el oído...", cuenta. Y su mujer, Elena Gurruchaga, de 85 años, asiente a su lado. "No hay quien le sujete. La gente en el pueblo le quiere con locura. Si pasa algo no llaman al alcalde, le llaman a él", cuenta ella. Los dos viven en una casita de Villamanrique con su gata Paloma y en el salón, entre fotos familiares, hay una placa del Gobierno regional como agradecimiento a su carrera política. "En el Ayuntamiento, la mayoría de los concejales tenemos más de 60 años", afirma este edil octogenario, que dice con modestia que de político no tiene nada. "A mí lo que me gusta es colaborar con el pueblo, y lo hago gratis porque los concejales de los pueblos pequeños no tenemos sueldo", explica.

Campo de concentración

Carmelo Martínez empezó en política muy tarde, con 69 años y ya jubilado de su trabajo como inspector de contadores de la eléctrica Unión Fenosa. Primero estuvo en la oposición con UCD y después en el Gobierno municipal con el PP. "En la guerra luché del lado republicano porque fue lo que me tocó. Los nacionales me hicieron preso y me llevaron al campo de concentración de Orduña (Vizcaya) y al de Miranda de Ebro", explica. Y recuerda que en Orduña había "unos piojos grandes como habas".

De la guerra le han quedado varias heridas en el hombro y en la pierna izquierda. "Pero no me falta ningún remo", aclara.

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Le conoce todo el mundo en Villamanrique. "Carmelo ha pasado todas las generaciones. Yo no conozco a ningún otro concejal, sólo a Carmelo", cuenta José Luis Ruiz, de 21 años, que con otros chicos del pueblo se queja de que en Villamanrique de Tajo hay "demasiada gente mayor". "Aquí la gente joven no podemos hacer nada, mira el plan de vida que llevamos", se quejan los chicos, haciendo alusión a que llevan toda la tarde sentados en un banco de la plaza del Ayuntamiento.

Mientras los jóvenes no se mueven del banco, el edil octogenario asegura que su secreto para seguir en marcha está en las largas caminatas que se da todos los días por el pueblo. "Durante años me fumé tres paquetes de Ducados al día. Hasta que el médico me dijo que si seguía así me iba a morir y lo tuve que dejar. Después de comer me tenía que dar manotazos en las manos para no coger un cigarro". Sólo bebe "un poco de vino con gaseosa en las comidas" y lee los libros que le regalan.

Este hombre sólo pudo ir a la escuela hasta los ocho años y luego se dedicó al pastoreo hasta los 14 años. Con su mujer Elena comparte una afición "a muerte" por el Atlético de Madrid y tiene aún una asignatura pendiente: aprender Internet. "Si es que yo con los ordenadores no me manejo, en eso sí que soy de otra generación", concluye.

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