Abel Vitón retrata a un maestro superado por su profesión

Las aulas de un instituto hoy día son muy distintas de las de hace 30 años. Incluso a las de hace 15. Se pasó de un respeto al profesor porque sí, a una autoridad que muchos docentes afirman que ahora hay que ganarse; de tener una minoría de estudiantes a tenerlos a todos, con más alumnos buenos, regulares y más chicos conflictivos o sin interés que pueden llegar a exasperar a unos profesores que no han podido adaptarse por falta de herramientas, de apoyos, o de convicción, tal vez.

La figura del profesor quemado, que sin duda representa a una parte (más grande o más anecdótica, según a quién se pregunte) de la docencia actual, está fielmente retratada en El maestro. El actor Abel Vitón se mete en la piel de uno de estos docentes y consigue derramar, entre la ironía y la tristeza, toda la frustración de un hombre cuyo oficio no es el que esperaba, nostálgico de aquellos tiempos en que los alumnos aguardaban en pie hasta que el profesor les ordenaba sentarse.

Escrita por el autor belga Jean-Pierre Dopagne (1952), El maestro se basa en la noticia real de un profesor de literatura que, desbordado, asesinó a disparos a 17 alumnos en clase. En la obra, el docente ve conmutada la cadena perpetua por la condena de subir a un escenario a contar su historia. "Es tan oportuna, conecta tan bien con esa situación de desánimo y está tan ligada al trabajo de los que nos dedicamos a profesiones vocacionales", sostiene Abel Vitón sobre la obra, traducida por Fernando Gómez Grande y dirigida por Joaquín Candeias.

La visión que se ofrece, de una juventud sin interés por aprender, por la cultura en general, de un alumnado como una informe masa aborregada, se comparta o no, está presente en la sociedad y lo ha estado, con ligeras variaciones, generación tras generación.

El maestro, de Jean-Pierre Dopagne. Hasta el 11 de febrero en el Círculo de Bellas Artes (calle de Alcalá, 42). Miércoles, viernes y sábado, a las 20.00. Domingo, a las 18.30. Precio, 15 euros.