Abierto por vacaciones

Que el centro de Madrid se convierte en un imán durante las navidades ya no es un secreto. Miles de personas han invadido durante el fin de semana el corazón de la capital durante el puente más festivo del año, por la proximidad de las navidades.

A pesar de que muchos madrileños escapan escopetados de la angustia de una urbe agrietada por las obras, una marabunta de turistas llega para sustituirlos e insuflar vida a la ciudad.

Los tradicionales puestos de la plaza Mayor, la vanguardista iluminación de diseño o la atracción por las tiendas abiertas atraen a miles de ciudadanos para alimentar el bullicio. Los puestos de broma alimentan el humor de los más descarados que colorean las calles con pelucas o instrumentos de juguetes.

Apenas queda espacio para los habituales mimos o pintores de la plaza Mayor. La Gran Vía se queda pequeña. Está de fiesta y eso parece atraer a un público con ansias de compras. La popular calle madrileña está a punto de cumplir su primer centenario y sus aceras casi desaparecen este fin de semana bajo los pies de miles de turistas y madrileños en busca de las primeras compras navideñas. "Madrid atrae, está de moda", aseguraba hace un par de semanas un experto en turismo. Y eso se nota.

Un recorrido por la M-30 avisa del estado del centro. Los paneles de la vía de circulación alertan de que todos los aparcamientos públicos están ocupados y recomiendan desplazarse en transporte público. Aun así los coches se adentran en la aventura de llegar al centro. Un corazón que late a ritmo de villancico.